lunes, 25 de enero de 2010

Todas las voces todas


Lugar Común------------------Jueves 3 de septiembre/09.

Desde siempre, y ahora mas que nunca, creo que todos, como consumidores de medios de comunicación, tenemos que estar muy atentos sobre el mensaje que los medios nos hacen llegar, porque son ellos, en una buena parte, los que forman nuestra visión de la realidad. Es necesario desconfiar o bien saber porque callan o dicen lo que dicen, porque defienden determinados intereses. Decodificar los mensajes. Si entendemos que hoy por hoy y siempre los grandes medios defendieron y defienden los intereses de los poderosos de siempre podemos llegar a entender un poco más porque por ejemplo no quieren debatir la nueva Ley de Medios audiovisuales. Los grandes medios hasta tienen diputados y senadores que vienen demorando hace 26 años este debate. Por eso desde esta pequeña radio, insignificante, pero una mas en el concierto de las miles de radios y medios radiales y escritos pequeños nos manifestamos a favor de este proyecto de medios audiovisuales, por varios motivos: porque reduce en más de un cincuenta por ciento la cantidad de licencias de radio y tv que puede operar un mismo licenciatario. Porque un tercio del espectro queda en manos del sector público no gubernamental. Porque un mismo grupo no pueda disponer de las redes tecnológicas, la producción de contenidos y su distribución. Porque recoge grandes porciones de la legislación estadounidense y europea, y que fue definido como ejemplaridad mundial por el Relator de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión. Y también porque basta ver quienes se oponen al proyecto o al debate para darse cuenta que es lo que hay que defender. Por eso hoy quiero compartir la lectura de un texto que nos enviaron vía e-mail una organización social que reflexiona y lucha desde hace años por un mundo mejor y que cuyo nombre es MAPAS: Aquello que los grandes medios de comunicación llaman despectivamente "ley de medios K" es en realidad el resultado de una experiencia inédita y compleja de construcción popular. Desde el retorno de la democracia, luchadores y colectivos de distintos ámbitos de la sociedad argentina vienen trabajando y dando batalla para hacer posible una nueva ley que reemplace al decreto-ley de la última dictadura militar y permita que la comunicación sea un derecho y no un negocio para unos pocos. En los últimos 5 años, conformados en la Coalición por una Radiodifusión Democrática, referentes de la CTA y de la CGT, universidades nacionales, medios alternativos y comunitarios, movimientos sociales, pueblos indígenas, cooperativas y organismos de derechos humanos, discutieron, acordaron y presentaron los 21 puntos básicos para una radiodifusión para la democracia Principios que fueron considerados en el anteproyecto presentado el 18 de marzo en La Plata y puesto en discusión en decenas de foros a lo largo y ancho del país. Estos mismos puntos básicos siguen siendo el espíritu de la ley enviada recientemente enviada al Congreso. En los últimos días, los grandes medios de comunicación y referentes de la oposición política han atacado desde argumentos falaces y de baja calidad la posibilidad de un debate que esté a la altura del proceso que dio luz a esta propuesta. Una falacia central recae en la auto-presentación de las empresas comunicación como adalides de la democracia y como “vehículo para ejercer un derecho fundamental de los ciudadanos” (Editorial de Clarín del día 28 de agosto de 2009). Se trata, más bien, de actores con intereses concretos y no sólo de “vehículos”. Actores que, además, no pueden equipararse a instituciones de la democracia representativa porque simplemente detentan un poder “de hecho”, no democrático. En torno a ese núcleo, la corteza de se completa con argumentos que agitan el fantasma de la censura y la supresión de la libertad de expresión. Paradójicamente, se tilda de iniciativa de “control y manipulación” a un proyecto que propone, por ejemplo, impedir los monopolios y oligopolios de medios de comunicación, haciendo que un mismo titular pueda concentrar sólo hasta 10 licencias de radio y televisión y no 24 (!) como actualmente se permite. Abriendo la posibilidad a otras personas, grupos e, incluso, empresas a acceder a licencias. Una operación clave del discurso mediático general de los últimos días es LA INVISIVILIZACIÓN EN LAS CRÓNICAS PERIODÍSITICAS Y EN LA CONSTRUCCIÓN DE ARGUMENTOS Y ACONTECIMIENTOS, DE PROCESOS, ACTORES Y VOCES DIVERSOS QUE CONFLUYEN EN ESTE PROYECTO DE LEY. Un punto central es el ninguneo continuo de LA COALICIÓN POR UNA RADIODIFUSIÓN DEMOCRÁTICA como un protagonista colectivo central en la generación de la propuesta. Espacio de articulación y consenso que incluye a actores sociales diversos con intereses y proyectos diferentes.

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