Mezcladito

EDUCANDO A CLARÏN

Escrito por Dra Graciela Gomez

Hoy en mi desayuno  acompañada de la lectura digital, me sorprende un artículo del autoproclamado  víctima del sistema, pero elegido de la biotecnología: el señor Hector Huergo y su nota “Los chicos, rehenes de guerra”. No sabía  si se refería  a su divorcio personal o a una clase intensiva de psicología de padres separados. Pero en la ruta de la lectura fui avizorando que se trataba  de los manuales  de medioambiente para las escuelas del país y que espero sean expuestos en la Feria del Libro. Esa  gran vidriera del monopolio donde científicos y textos “abre-mentes” son censurados para dar lugar a los intelectuales de derecha, donde el libro es solo una escusa para exponer un tipo de cultura en decadencia.

Como toda maestra ciruela coincido que los niños merecen saber la verdad. En eso estamos de acuerdo, pero no con  la visión omnipotente de creer que el yuyo paga todos los gastos del gobierno y así también  la edición de  350.000 ejemplares del librito. En todo caso deberíamos decirle a los niños que los libros de historia para las escuelas de  Santa Fe serán impresas por “Tinta Fresca SA ” una empresa de Clarín por dudosa licitación firmada o por firmarse  y las boletas de las próximas elecciones estarían a cargo de otras empresas  de la sociedad  Clarín- diario El Litoral, porque los niños merecen saber la verdad.
El manual fué despanzurrado con críticas que la realidad se encargó de desmentir: No prosperan los pueblos del interior, al contrario, son desplazados hacia la ciudad porque el monocultivo no requiere mano de obra. La triplicación de la producción es dependiente de plaguicidas e insumos de las empresas que el suplemento rural del mismo autor,esponsoriza muy bien.

“En el manual se responsabiliza a los pooles de siembra y a la soja del deterioro ecológico”, es la queja que deja entrever la nota , victimizando al yuyito y su mamadera, como si las inundaciones, tormentas de polvo, erosión ,sequía, desertización y el desmonte imparable fueran fruto de la izquierda que no deja al progreso avanzar. Avance, señor progreso, pero deje algo de pié.
La destrucción creadora que pregonan deja a su referente  economista Schumpeter en una posición desacertada. “El progreso deriva de cambiar una manera de producir por otra más eficiente”, eso significa que la tecnología  RR y Bt lejos de ser eficiente es un fracaso monumental. A nivel pérdidas tanto de biodiversidad como de los beneficios de todo lo orgánico y convencional que crece  en otros países, pero localmente  los decanos adictos al agronegocio se encargaron de desterrar de las universidades agrarias. Por el módico pago de un laboratorio equipado por Monsanto, Basf o Nidera.

El preámbulo estampado en el manual, pertenece al  educador y teórico brasileño Paulo Freire que molesta tanto al señor Huergo . Es la mejor elección a mi criterio para desterrar la “pedagogía  bancaria” de la que tantos fuimos víctimas ,  que magistralmente describe en su libro de los 70 “ La psicopedagogía del  oprimido”. Eliminar la creatividad, la conciencia crítica e impidiendo el diálogo. Eso parece molestar a los nuevos rentistas que se ven amenazados con estos nuevos paradigmas educativos que abandonan la captación mágica e ingenua de la realidad de que el verde es maná de las pampas cuando  EL MONOCULTIVO  NO ES CAMPO. La falacia del milagro de la soja queda al desnudo, porque los pibes no comen vidrio y menos Roundup.

Este modelo que se basó en la concentración productiva, el marco legal propicio para los pooles de siembra que son culpables de las  consecuencias sociales y ambientales que traen  aparejadas y que son rechazadas y debatidas con justa razón.
La pampeanización a la fuerza de tierras que no son propicias, el  deterioro creciente del suelo y los acuíferos por la presión competitiva para aumentar la producción y la superficie sembrada, entre otras, son la realidad que se niegan a reconocer.
No se debe imponer una sola visión del mundo, es verdad pero también es verdad que es la realidad diaria de toda la sociedad .No lo hizo Menem ni es obra de K, es producto de la avaricia. Del fracaso de la siembra directa, de las plagas resistentes que se triplican y de esas externalidades que tarde o temprano la naturaleza se cobra. Pero que gustan llamar daños colaterales porque la vida en cualquier expresión no tiene valor. Hasta los sentimientos se han cosificado y el amor por la Hilux es el nuevo orgasmo chacarero.

El decano de la facultad de Ingeniería de la UBA, Carlos Rosito, comentó que “con el monocultivo de soja algunos dicen que en 10 años la tierra se agota”.Se ve que leyó a Charles Benbrook quien lo profetizó hace años.  Algo que debería también leer nuestro Ministro de Agricultura que coquetea con los  lotes de soja , pero se fotografía con los agricultores familiares por obligación. O tal vez  su segundo, el ex decano de Agrarias, Lorenzo Basso quien adora los encuentros de Aapresid en Rosario y prohibió en forma tácita la agroecología mientras fue educador.

El verdadero derecho a la alimentación y a las formas de producirlo, significa que todos los pueblos tienen derecho a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada, la capacidad para mantenerse a si misma y a sus sociedades” dice Walter Pengue. Pero desde las universidades no hay recepción porque los cursos de agronegocios coparon las cátedras y posgrados .Por eso molesta tanto que desde la escuela los niños tengan una nueva visión crítica al llegar a los estudios superiores con la mente despierta para poder elegir entre imposición y elección. Algo que no van a poder cooptar como lo hacen  en muchas Escuelas de la Familia Agrícola (EFAS) de las provincias, que son usadas como  laboratorios gratuitos donde las multinacionales experimentar sus nuevos eventos. Los niños son conejillos de indias inocentemente expuestos a semillas y venenos de prueba.

La educación en todos sus niveles y para alcanzar cambios profundos y duraderos deberá pasar por lo ambiental, o no será nada”repite hasta el cansancio el Dr Walter Pengue,  y esta es una forma de hacer realidad el mandato de la Ley 25.675 como instrumento de la  política y gestión ambiental artículos 8, 16,17 y 18 y en su anexo II como Pacto Federal Ambiental,  que espera la aplicación  en los currículos  y en el Programa Educativo Institucional (PEI) para cada  aula de nuestro país.
La educación ambiental impulsaría la aplicación práctica de conceptos ecológicos dentro y fuera de la aulas. Se cobraría conciencia sobre la estructura, el funcionamiento y los límites del entorno ecológico” manifiesta una gran psicopedagoga y docente de la Universidad de Flores y miembro de ASAUEE, Graciela Pozzer.

Esta debe ser contextualizada y de participación cuando la realidad de los niños es otra. Educar es un proceso no una imposición. Atrás quedaron el educador opresor y el educando oprimido, recipientes vacíos que hay que llenar. Nadie educa a nadie, y nadie se educa a sí mismo. El hombre se educa mediatizado por la sociedad o el mundo.

“En los oprimidos el miedo a la libertad es el miedo de asumirla. En los opresores el miedo es de perder la libertad de oprimir” manifiesta el maestro Freire, y esa es la prueba del artículo poco feliz del diario Clarín. La paranoia camaleónica se acrecienta con las elecciones. Convivir con la tierra no es destruirla eligiendo entre el deterioro y lo sustentable.
El manual objeto de la crítica debería tener como epílogo la frase de Eduardo Galeano, del “Libro de los abrazos”: “Yo escribo para quienes pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, los que no saben leer o no tienen con qué”, demostrándole a las ratas del pasado olvidable, que las cuevas les sientan bien y que dejen que la educación fluya, como la libertad , para que nunca más nos impongan educación, la timba bancaria, el modelo productivo, la esclavitud, lo que leemos ,ni lo que comemos.-

Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA)-Medio&medio

“Odio, luego... existo”
Alfredo Grande
El odio como energía. Ninguna cita es neutral. Dime qué citas, y te diré quién
eres. Dime a quién citas, y te diré qué quieres. Conseguir una cita habla de
nuestro deseo. Realizar la cita de un determinado texto, de undeterminado autor,
habla de nuestra política. Todos los autores son contradictorios, algunos lo son
demasiado, porque todo pensamiento incluye su negación permanente. Con la
cita que voy a incluir, de Ernesto Guevara, no digo que todo el pensamiento del
Che esté en esa cita. La menciono exclusivamente porque lleva agua para mi
molino, y no serán pocos los que me aclaren que hay otros molinos para otras
formas de pensamiento. En un texto de mayo de l967 cuyo título es “Crear dos,
tres, muchos Vietnam es la consigna”, leemos: “el odio como factor de lucha; el
odio intransigente al enemigo que impulsa más allá de las limitaciones naturales
del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina
de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede
triunfar sobre un enemigo brutal”. En la guerra de guerrillas el odio permitía
recuperar una capacidad que las “limitaciones naturales” dejaban oculta. La
capacidad de matar. Pero una capacidad que se sostenía en una racionalidad
recuperada. Odiar al enemigo es necesario para poder enfrentarlo en su
dimensión brutal. En esta posmodernidad donde no hay ninguna recuperación
revolucionaria de la violencia, ¿podemos hablar de matar? La tregua, como ya
señalamos, tiene su propia lógica. No es la paz, pero tampoco es la guerra. Ni la
guerrilla. Menos aún el terrorismo. ¿Cuáles son los destinos actuales para ese
odio que permite que el ser humano tenga impulsos más allá de sus limitaciones
naturales? Impulsos para combatir, impulsos que le permiten enfrentar la
brutalidad del enemigo. Impulsos que puedan vencer las limitaciones naturales
para la lucha y la resistencia. Estos impulsos que el odio moviliza son opuestos a
lo que podríamos denominar los sentimientos de la subjetividad vacía. De lo que
se trata, entonces, es de matar las ideologías de la muerte, y matarlas primero
dentro nuestro. Reprimir al represor, para que el odio abra el paso al deseo. Esta
operación que es mental, corporal, social, histórica, política, ética y estética, no es
posible para el individuo, sólo es posible para el sujeto. Y solamente cuando está
incluido en la dinámica de un colectivo autogestionario. Recupera un nivel de
existencia que tenía prohibido, porque la culpa lo paralizaba. Podía quedarse
como abrazado a un rencor, pero no tenía brazos para seguir luchando. Sostener
al odio como discriminador permite mantener contra todo viento y contra toda
marea la consistencia, la coherencia y la credibilidad. Trípode de toda política de
enfrentamiento y resistencia al ordenamiento naturalizado del poder dominador.
Trípode del cual carecen todos los políticos, sean civiles o militares, laicos o
clericales, porque han perdido para siempre la consistencia, no pueden sostener
ninguna coherencia y carecen de toda credibilidad. Para estos políticos, ser
coherente, consistente y creíble es simplemente rigidez. A pesar de eso, el sistema
apela como ya lo hicieron los padres de la Iglesia a “creer porque es absurdo”. Si
me rebajan el sueldo, es para que esté mejor. No importa que nos defraude, igual
hay que seguirlo. La tibieza del voto castigo implica apenas dejar sin postre a
quien nos está sacando toda la comida. El verdadero castigo no lo reciben los
candidatos, sino que lo reciben los que votan. En realidad es un voto autocastigo.
Justamente por eso, hay que sonreír porque, a pesar de que lo disimulan, nos
aman. La teoría del mal menor se impone, y ya que no podemos alcanzar la
felicidad, al menos intentamos escapar del dolor.
El odio debe acompañar toda política de resistencia al opresor, que es la única
que permitirá no resistir al deseo. Amar al enemigo en el mejor de los casos
ablanda, en el peor destruye. Si el odio tiene tan mala prensa, si el odio es tan
odiado, es posible que lo sea por su potencia para construir.
Porque es el ariete que abre el paso del amor, es el verdadero rompehielos
para las almas congeladas

Soja, contaminación y perspectivas
Luis E. Sabini Fernández
Si analizamos la situación de una de las principales producciones de la Argentina actual −la soja transgénica, dueña de los campos de buena parte de sus provincias− hay motivos para alegrarse.

No la alegría propia de los empresarios y panegiristas del modelo implantado por Menem, mejor dicho del modelo que el Ministerio de Agricultura de EE.UU. le “brindó” a Menem, basado en altos ingresos, deslumbrantes desarrollos tecnológicos y la estadística falaz de los PBI, sino alegría ante la pérdida progresiva de invisibilidad de esa realidad que ha conquistado a la Argentina.
Porque cuando adviene el “nuevo tiempo”, a mediados de la década de los ’90, ese ingreso del poroto manchú genéticamente modificado a los “campos de la patria” lo hace a toda velocidad, con el carácter invasivo que proviene justamente de constituir una política implantada desde afuera, perteneciente a una estrategia geopolítica matrizada en otras latitudes.
Para que una política así concebida tenga éxito, procurará cubrirse cuanto antes de todos los rasgos del “ser nacional” que legitimen su anclaje; por eso no es raro que entre sus promotores y difusores −los suplementos rurales de los principales diarios argentinos, por ejemplo− se aluda permanentemente a lo criollo, a lo tradicional, a lo telúrico. Aunque, como en la película de S. Kubrick en que al doctor Strangelove a dos por tres se le escapaba la personalidad oculta en el brazo fuera de control, entre las tiradas patrióticas la multitud de chacrers, feed-lots, agri-business, one-shot, challenger, gladiator, dejan entrever algo del origen del sistema implantado.
Y sin embargo, aquella invisibilidad inicial, aquella naturalidad con que a partir de 1996 el suelo argentino se va cubriendo de soja RR, que dejaba a sus refractarios como gente fuera de lo normal (y por otra parte, escasísima), se ha ido deshilachando con el paso del tiempo.
2008, con el fuerte tironeo entre productores agrarios (sobre todo de soja) y gobierno, se convirtió así en el primer mojón del progresivo strip-tease que venimos registrando. Entonces, apareció mediáticamente la palabra clave, “sojización” que habíamos usado algunos durante tantos años al parecer inútilmente.
Junto con el progresivo reconocimiento del significado de la soja GM y la sojización, fue apareciendo el papel de su gemelo siamés, el agrotóxico sin el cual la soja transgénica no tendría sus “efectos milagrosos”. Ese producto, patentado, obviamente por el mismo laboratorio que patentara la soja RR, está basado en un herbicida conocido de antes, el glifosato. Aunque es un error limitar la cuestión de la soja transgénica al grano y a dicho herbicida. Porque en la gama de biocidas, al lado de algunos organofosforados y organoclorados que con muy pocos miligramos pueden fulminar a un humano, por ejemplo, el glifosato sacó fama de benigno, o menos draconiano.
Aunque dista de ser tan inocuo como lo presentara Monsanto,1 la situación es más grave aún porque el glifosato nunca se “administra” solo. El Round Up tiene complementos y realzadores del glifosato que según muchos informes son más tóxicos que el mismo glifosato, como por el ejemplo el POEA, un surfactante que “prepara” a las plantas, las superficies de las hojas, para ser aniquiladas por la penetración del glifosato.
Jorge Kaczewer, médico e investigador, señala la presencia de una serie de aditivos tóxicos rastreados en las distintas preparaciones de glifosato que se comercializan en Argentina, que exceden largamente la mera presencia de glifosato (N-fosfonometil glicina ), incluso unido a su multiplicador, el POEA (Polioxietileno-amina).
Kaczewer registra sulfato de amonio, benzisotiazolona, hidróxido de potasio, ácido pelargónico, y toda una ristra de compuestos químicos que dañan piel, mucosas, ojos…2
Tan grave como la presencia de muchos más aditivos de los que se anuncian en “los paquetes tecnológicos” es que se ha acusado a Monsanto de que logró las aprobaciones legales de la soja GM mediante análisis de sólo el glifosato y no de toda la sopa química que realmente constituye el RoundUp.
En ese mismo año 2008 del enfrentamiento sojeros-gobierno, aunque llamativamente el conflicto se centró en los pesos, surgieron otras facetas de la realidad, que van hacia aquella pérdida de la invisibilidad que protegiera en su momento el desembarco del agribusiness.
Un equipo periodístico, p. ej., La Liga, entrevista a un fumigador dañado en su organismo, o a Alfedo de Angelis que se declara totalmente ignaro sobre si el glifosato es un veneno (¿o una golosina?), y se empieza a desvelar el verdadero significado de tanto éxito económico.
No es gratis.
Se empieza a discutir el ancho de las franjas territoriales que tendrían que proteger a centros poblados ante el pasaje, devastador, de las fumigaciones, tanto aéreas como terrestres. Las resoluciones municipales al respecto son vergonzosas. 300 metros, 700 metros. Por la dificultad para verificarlas en cada caso, por la existencia del viento, por la presencia de población dispersa y, sobre todo, porque si estamos hablando de fuertes agentes patógenos, que castigan todas las formas bióticas, −humanos, pero también gallinas, peces, renacuajos, calabacines, yuyos, lechuzas, gorgojos, guitarreros, abejas, mariposas− ¿cómo admitir y hasta exaltar su difusión?
Sectores cada vez mayores de población empiezan a intuir que esta catarata de éxitos materiales que tanto destaca a la Argentina actual se asienta en un envenenamiento generalizado de los campos. Cuando hablamos de “campos” estamos significando que la biodiversidad característica de los distintos paisajes del país está siendo aniquilada a un ritmo que nadie conoce.
No se trata sólo de una merma de biodiversidad, en sí misma pavorosa. Sobre todo por lo irreversible. Se trata, además, del deterioro de salud que eso va significando para plantas, animales y humanos.
El envenenamiento es parte constituyente del negocio en este caso agrario. No es sólo la fumigación; ése es “el mundo” que los laboratorios nos han brindado: han expendido, p. ej., alegremente durante catorce años un torrente continuo de bidones plásticos que se usan una única vez, use y tire. En el campo, eso ha provocado enorme cantidad de intoxicaciones por restos de venenos en recipientes que pasan a usarse para traslado de agua, por ejemplo.
Al cabo de pocos años, la montaña de bidones empieza acumularse en cada predio. Literalmente. Ni el mal uso ni el uso concienzudo de algunos recipientes para agua, para diésel, para cualquier uso “casero”, puede absorber la llegada sin pausa de nuevos bidones.
Llega un momento en que muchos productores incendian los bidones de plástico para hacerlos “desaparecer”. La contaminación entonces producida es peor si cabe que la llevada adelante con sus contenidos. Porque el plástico quemado genera dioxinas, entre los venenos más poderosos que se conocen. El envenenamiento como se ve, es multiforme, y abarca todo el hábitat, el aire, las aves, nuestros pulmones… Y el “ciclo”, como se ve, tiene cierta semejanza con otros ciclos habidos, políticos, de algún modo hay que llamarlos.
En la última semana de este mismo mes de agosto de 2010 se está por reunir el primer encuentro de médicos que trabajan en medio de poblaciones fumigadas.3
Como decía un viejo refrán castizo, se va haciendo difícil tapar el cielo con un harnero. Y nuestra realidad ambiental con su maldita floración de fuentes de daño y veneno es cada vez menos disimulable y cada vez más visible.
Un médico que asumió ante sí mismo la condición de epidemiólogo, trazó un itinerario de investigación sugerente: recorrió los hospitales entrerrianos, una de las provincias más sojizadas de Argentina, para investigar sus historias clínicas de 1996 y de 2006: antes del asentamiento de la soja transgénica y, obviamente, diez años después.4
Pudo así verificar, duplicaciones, quintuplicaciones y hasta decuplicaciones de casos de enfermedades que no pueden ser explicadas por ningún otro factor, como aumento poblacional, por ejemplo. Trastornos endócrinos, neurológicos, dermatitis, enfermedades del tracto respiratorio, gripes y neumonías incluidas, diarreas.
Verificó aspectos decepcionantes pero no inesperados: una llamativa falencia de las historias clínicas. No encontró registro alguno, completo, comparable, secuencial de cánceres y sus distintos perfiles. Quienes fallecieron a causa de un cáncer han sido sistemáticamente registrados como muertos por paro cardiorrespiratorio. Una falsedad manifiesta5 puesto que el paro cardiorrespiratorio no es la causa de muerte alguna sino su consecuencia más inmediata.
Está claro que la agricultura argentina modernizada es veneno-dependiente. No puede prosperar sin envenenar en derredor. Y lo hace con efectos atroces sobre microfauna y flora, pero también sobre seres vivos mayores, nosotros incluidos.
La sociedad argentina no ha sido del todo indiferente a esta agresión tan basal. Antes de 2008, a veces bastante antes, se denunció como la fumigación aérea arruinó salud y trabajo en Colonia Loma Sené, en Formosa, con decenas de familias agricultoras afectadas y como “las autoridades” locales negaron responsabilidad a la contaminación y les endilgaron culpa a los pobladores afectados por ejemplo con irritaciones cutáneas, acusándolos de mugrientos.
Se denunció asimismo los estragos de la fumigación aérea en Barrio Ituzaingo en la periferia de la capital cordobesa, donde “el avance de la frontera agrícola”, tan aplaudido en los suplementos rurales capitalinos, la llevó hasta los mismos lindes de esas modestas casas, que debieron soportar una y otra vez el bombardeo de veneno desde las avionetas fumigadoras. Una red de vecinos en resistencia pudo comprobar los daños y dar lugar a procedimientos judiciales de contención y refrenamiento del avasallador entusiasmo sojero.
El periodista Carlos del Frade denunció el trabajo infame que los emporios sojeros ofrecían a jovencitos rurales, como banderilleros para “guiar” a los aviones en sus riegos tóxicos, mostrando con sus cuerpos y banderas los límites de la aspersión.
En recuadro aparte reproducimos la carta abierta de una ingeniera agrónoma, que nos parece ilustrativa de lo que está pasando en el país. De lo que estaba pasando desde hace rato, aunque esta carta es reciente, pero que hasta hace un tiempo, parecía una realidad limitada a ser percibida por una increíblemente escasa cantidad de pares de ojos y oídos.
Una investigación que vio la luz en 2009, desde un investigador del mismísimo CONICET, organismo que en cuanto a investigaciones de laboratorio hasta ahora había cumplido estrictamente el papel de los tres monos sabios, ha agitado aun más las aguas.6 Su investigación revelaba una fuerte toxicidad del glifosato y el ministro de Ciencia y Tecnología del gobierno, Lino Barañao, un ferviente partidario de los “avances” tecnológicos”, se apresuró a condenar semejante encare.
Pese a condenas oficiales o al optimismo inveterado de los círculos sojeros y sojísticos, el piso se está moviendo. Una carta abierta reciente de Mempo Giardinelli a Gustavo Grobocopatel pasa revista a un preocupante deterioro ambiental cada vez más generalizado en el Chaco. Y la contestación del principal sojero argentino no hace sino confirmar su acuerdo con el proceso de exclusión, con el de concentración económica y, con inteligencia, sugiere contramedidas, pero obviamente dejando en pie toda la arquitectura de la “nueva agricultura argentina”. Y ha terciado Enrique Martínez, director nacional de INTI, cuestionando los deslindes de Grobocopatel y reafirmando la existencia de un proceso de concentración territorial que Martínez a su vez rechaza basándose en el modelo de unidades de explotación agrícola de EE.UU., menores.
Y la cuestión va ingresando en el circuito mediático y hasta Radio Continental, alimentada desde hace ya mucho por toda el aparato publicitario de la soja, el agronegocio, los laboratorios productores de biocidas (ampliados en los últimos años como semillerías aspirando a monopolizar ese renglón 7) ha dado lugar a que uno de sus periodistas estrella organizara una mesa de discusión entre partidarios y críticos del modelo de la soja.8
Se va haciendo difícil seguir ignorando la intoxicación generalizada, el lento ecocidio a que ha sido sometido el país en tantos de sus territorios. Si la alegación de ignorancia de de Ángelis en 2008 resonó ridícula e insostenible, logrando apenas hacer un hazmerreír de sí mismo, en 2010 invocar esa falsa “inocencia” resultaría ya impensable, imposible.
Pero este cuadro de situación estaría sesgado si no advertimos que el modelo del agribusiness sigue avanzando y a la ofensiva. Por empezar, en términos crudamente materiales; Argentina acaba de sobrepasar la producción anual de 100 millones de toneladas y ya “vamos por más”. Así como hace unos años ésta era una meta casi inalcanzable que en todo caso, los más visionarios veían como el non plus ultra, ahora ya surgen los entusiastas que se plantean alcanzar los 150 millones de toneladas. Esto tiene, por otra parte, una lógica inapelable.9
Otra llamativa expresión de esta ofensiva, jugada desde una trinchera lateral o de apoyo a AAPRESID, ASA y a los protagonistas del complejo tecnocientífico aplicado al campo argentino, es el nuevo emprendimiento promovido desde la UATRE y su obra social, OSPRERA, contando con la persona, el líder, Gerónimo Venegas, presidente a la vez y sin alternancia del sindicato y de la obra social, al frente del operativo.
Bajo la consigna “Desnutrición cero” han tirado el globo de ensayo en un lugar no del todo marginal pero de ninguna manera protagónico, Necochea en Buenos Aires, para tener las dos vías a mano: la de mutis por el foro o la de entrada triunfal en “la mesa de los argentinos”.
Se trata de distribuir harina integral precocida de soja y tabletas de Soja Dorada”. Estas últimas son presentadas como “golosina”.
Y uno se pregunta: ¿esta gente no ha leído las resoluciones y acuerdos del “Foro para un Plan Nacional de Alimentación y Nutrición del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales”, que en 2002 bajo la presidencia de E. Duhalde y con el auspicio de su consorte Chiche de Duhalde procuró cubrir la operación “Soja Solidaria” y acabó desautorizando el uso generalizado de la soja?
Duhalde había aceptado el plan de los sojeros para atajar las peores manifestaciones de desestructuración económica y privaciones materiales que castigaron entonces con fuerza a los sectores con menores recursos. Pretendieron la filantropía de las “vacas mecánicas” encarada por rotarios, Charitas y otras almas sojeras de las bellas.
Pero el encuentro de pediatras y nutricionistas condenó sin ambages el remiendo alimentario como alimento básico para niños y particularmente para menores de dos años. La soja no sólo tiene ingredientes indigestos sino que carece de calcio y esto último es lo que no la hace aconsejable para cuerpecitos jóvenes muy necesitados de calcio para “hacerse grandes”.
En todo caso, la soja puede integrarse en la dieta humana general e infantil en particu-lar con el estilo que han explicitado dietistas estadounidenses importados directamente para homologar entonces los planes de sojización alimentaria y que, los desmintieron tácitamente mientras acordaban con la cabeza y explicaban que la soja debía ser un renglón más en decenas de renglones diversos de lácteos, frutas, cereales, aceites, huevos, pescados, carnes…
La jugada de OSPRERA procura precisamente obviar la enzima poco digerible y anuncian que la soja que ahora van a entregar tendrá destruido (por calor controlado) “el factor antitripsina del poroto crudo”.
Leer sus fundamentos, porque de algún modo hay que llamar lo que presentan, no sabemos si constituye una pieza mayor de la miseria nutricional que avanza en el país de la soja o si por el contrario apenas pretende presentar la panacea: “Dadas las condiciones de escasa nutrición en vastas zonas del país” nos revela en sus primeros párrafos; “Combatir la falta de nutrientes esenciales en la niñez” nos dice en otro párrafo; “solucionar, al menos parcialmente, el flagelo de la desnutrición”, palabras de Venegas.
El porcentaje de personas que viven con menos de un dólar al dìa ha aumentado considerablemente mientras que las condiciones de vida se han deteriorado para las personas que habitan las barriadas marginales.” A esta altura, es fácil advertir la jugada política de Venegas, aliado con los sojeros y enfrentado con lo K. Su alianza en la cúpula cegetista con Moyano, escapa al marco de esta nota.
En el país de los grandes éxitos económicos, el namberuán de un sindicato vinculado con lo rural nos avisa que los pobres se están empobreciendo. Como ya es un lugar común saber que los ricos están enriqueciéndose, tenemos un cuadro de situación inmejorable.10
OSPRERA dice que las proteínas que tiene la soja también la tienen otros alimentos, pero, aclara, “esos otros alimentos son los más caros”. Curiosa observación para provenir de un sindicato, aunque sería totalmente lógica desde una patronal.
Luego de brindarnos semejantes datos, nos quiere prestidigitar la realidad y Venegas Mandrake nos aclara: “Este programa es algo que no cambia la cultura de la alimentación.” Como si la población argentina pudiera seguir comiendo lo que comía tradicionalmente.
Caricaturas ficcionales para un país modernizado al galope tendido.
Otra vez debería quedar en manos de la sociedad enfrentar estas “movidas” que insisten en el país experimento donde todos somos “invitados” a ser conejos de indias de una ingestión masiva de soja.
Además de la alegría que señalábamos al principio por la pérdida progresiva de invisibilidad de lo que cayó en el país como una invasión tecno-ideo-geopolítica, podríamos también festejar el sainete que ya vemos en varios puntos del horizonte, si no fuera tan trágico como efectivamente es: nos referimos al apresuramiento con que los más conspicuos representantes del agribusiness, de la concentración económica y su modalidad internacional −que con acierto llama L. Boff globocolonización−, los hasta hoy partidarios acérrimos de las “economías de escala”, de la contrarreforma agraria militante, de las políticas de exclusión mediante la separación sistemática de capas sociales entre winners y loosers, los entusiastas de la filantropía con que calmar sus almas más sensibles frente al despojo material que convierte en despojos a tantos humanos, toda esa corte, o más bien cohorte, de los milagros económicos está empezando a descubrir que el planeta no está del todo bien con tanto desarrollo, que los mares están exhaustos con tamaño progreso técnico en pesquería, que los campos, como las aguas, el aire, rebosan de elementos cancerígenos y mutágenos que están trastornando toda la biosfera, sin excepción. Y que, nosotros, “dueños del universo”, hasta nosotros, ¡quién iba a decir!, estamos incluidos.
Toda esa pléyade de concientizados de último momento es bienvenida. Con una sola condición: que no quieran hacernos creer que son los que descubrieron la pólvora. La pólvora ya está descubierta, para todos.
Y sobre todo, que si han cooperado alegremente en el festín del derroche, que no nos lleguen a decir ahora que lo han enfrentado siempre.
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Mi expulsión de Lobería gracias a los agrotóxicos
Ingeniera en Producción Agropecuaria María José Cés / San Pedro, 12 agosto 2010.
A través de este relato quiero poner en público conocimiento lo que está pasando en los hogares de muchas familias del interior cerca de campos donde se aplican agrotóxicos.
Vivíamos con mi marido y con mis hijas en una quinta de 2 ha en Lobería, a 4 kilómetros del centro geográfico del pueblo (5 minutos por asfalto). La casa estaba ubicada en una esquina alta del predio, a 10 metros de uno de sus alambrados perimetrales y a 5 metros del otro alambrado, donde daba la ventana de la habitación de mis hijas.
Todo lo que rodeaba mi propiedad era un campo agrícola de soja/trigo (la dupla que se hizo los tres años y medio que estuve allí).
Una mañana un ruido que no conocía me hizo temblar de miedo en la cocina y una sombra tapó temporalmente la luz que entraba por la ventana. Al asomarme vi con asombro como sobre el borde del alambre más cercano bajaba una avioneta y despedía una nube. Corrí a cerrar ventanas y puertas tratando de que el olor insoportable e irritante no llegara al interior de mi casa y a mi hijita de 3 años que, asustada, me miraba ir y venir.
Estuve averiguando si podía reclamar que se cumpliera con los límites de fumigación pero la respuesta de profesionales y amigos fue: “no te van a dar bola”.
Otro día me sorprende otro ruido que con el tiempo se haría muy familiar: el motor de una “mosquito” que justo daba la vuelta sobre el alambrado y seguía a lo largo del otro. Salí corriendo a descolgar las sábanas y toallas pero no fue suficiente, tuve que volver a lavarlas por el olor penetrante a producto tóxico que tenían (igual al del Bicherón que conocía como insecticida de amplio espectro y altamente peligroso al contacto con la piel).
Nuestra fuente de agua era un molino ubicado al lado de mi casa entre los dos alambrados. Cuando llovía luego de una aplicación, no podíamos usar el agua por el “olor fuerte” que tenía.
La peor experiencia ocurrió en este último verano cuando disfrutábamos de un asado afuera con visitas del Sur. Éramos 6 adultos y tres nenas de 5, 3 y 1 año. Era un día con viento por lo que supusimos que no tendríamos “problema” para disfrutar de mi casa y su entorno. Pero en mitad del almuerzo una mosquito vino a toda velocidad a aplicar sus venenos sobre el alambre a pocos metros de donde comíamos. La reacción fue entrar a las nenas, la mesa, la comida. Uno de mis invitados salió a gritarle al aplicador:
“-… ¡¿Qué hacés, no ves que estamos comiendo?!...” y el aplicador le respondió que el patrón lo había mandado. Yo agregué: ”… Pero con este viento pierden plata, se vuela todo…” Y respondió “…Yo no sé, me mandaron. Ahora, empiezo más lejos y luego sigo por acá…”.
Cuando entramos a casa mi amigo se quebró y me dijo: “vos no podes vivir así”.
Hasta encontré un bidón de glifosato al costado de mi lumbricario, con lo cual supuse que no sólo no importaba si vivía alguien allí sino que además era un buen lugar para tirar “sus desechos”.
En charlas con un veterinario de muchos años allí (docente de la escuela agrotécnica y muy respetado por la comunidad), me decía que le llamaba mucho la atención el aumento de cáncer en bovinos detectados por él en los últimos años; todos relacionados con campos donde se usaba glifosato.
En ese momento decidimos con mi marido sacar a nuestras hijas de allí, y olvidarnos de que crezcan en la ruralidad, de hacerlas amantes de los pájaros que llenaban nuestros árboles; y olvidar también los proyectos productivos propios. Pudimos en pocos meses mudarnos a una ciudad, encontrar trabajo y escuela, y poner en venta la casa. Pero así como nosotros tenemos la suerte de poder hacerlo, hay miles que no tienen alternativas y deben quedarse y exponerse al desprecio por sus vidas, de la de sus hijos y de sus hogares, además de la contaminación y de las enfermedades consecuentes.
Por eso y porque no quiero que mis hijas sean víctimas de un sistema productivo voraz en el que vale todo a cualquier precio, quiero que se conozca esto y que entre todos busquemos alternativas que beneficien y protejan a todos los miembros de nuestra sociedad.
Notas
1 Véase el video Reverdecer, editado por Chaya, Buenos Aires, que recoge “tranquilizadoras” declaraciones de jerarcas de Monsanto afirmando que tales venenos son inofensivos.
2 < http://www.mamacoca.org/FSMT_sept_2003/es/doc/kaczewer_toxicologia_del_glifosato_es.htm >, 2002.
3 “I Encuentro Nacional de médicxs de pueblos FUMIGADOS”, Córdoba, 27 agosto 2010.
4 Se trata de Darío Gianfelici. Su trabajo, “El impacto del monocultivo de soja y los agroquímicos sobre la salud” data de 2008 y fue editado en diversos sitios, entre ellos: futuros, no 12, Río de la Plata, 2008.
5 Y muy extendida oficialmente, por razones que dejamos libradas al criterio del lector.
6 Se trata del trabajo publicado por el investigador Andrés Carrasco, “Efecto del glifosato en el desarrollo embrionario de Xenopus laevis”, 2009, un estudio hecho con las llamadas “ranas africanas”.
7 Obsérvese “el renglón”: la aspiración de Monsanto, Novartis, BASF, de monopolizar las semillas significa la aspiración de controlar absolutamente la alimentación: la comida nuestra de cada día.
8 Víctor Hugo Morales, viernes 20 de agosto, 2010. Invitados: Gastón Fernández Palma, Norma Giarracca y Alfredo Galli.
9 Aspecto que estamos procurando abordar en otro trabajo, sobre la naturaleza de la expansión del capital.
10 Es decir, que no se ve la forma de mejorar.

La alegoría de Platón y los medios masivos
Juan Castillo
Cuanta sabiduría derrochaban aquellos hombres de la antigüedad -más allá de compartir o no sus ideas-, veintiséis siglos atrás, en comparación con el hombre de hoy. Basta recordar la clasificación que hacían respecto de la mera opinión (doxa) que, como bien lo enseñaba el difunto García Morente, es el saber que tenemos sin haberlo buscado y, el conocimiento fundado (episteme o ciencia) que es el saber que tenemos porque sí lo hemos buscado. Y aquí es preciso observar un rasgo sustancial, la episteme por apelar al término griego requiere indefectiblemente de un mínimo de esfuerzo, del ejercicio de la búsqueda para alcanzar ese saber racional y reflexivo.
En cambio la doxa u opinión es la simple visión de las cosas tal cual las vemos u oímos sin apelar al ejercicio reflexivo; es decir, sin procurar indagar más allá de lo aparente. Mantenerse en el terreno de la Doxa, no es otra cosa que adherir a aquella corriente filosófica que se conoce como realismo ingenuo. Esto es, suponer que la realidad la captamos tal cual es; obviamente, si así fuese, no tendríamos necesidad de la ciencia, de la investigación, de la búsqueda, de la episteme. Sin embargo, no son pocos los seres que, a lo largo de la historia de la humanidad, confiaron y confían ciegamente en la opinión, asignándole a ésta una entidad de la que intrínsicamente carece.
Es suficiente rememorar -continuando con los griegos- aquél mito platónico denominado La alegoría de la caverna para constatar que aquellos prisioneros de la caverna inmovilizados por sus cadenas y obligados, sin poder verse uno a otro, a contemplar un muro de sombras terminaron creyendo que la realidad era eso que veían; es decir, las sombras.
Y vaya a que punto que, cuando uno de esos prisioneros pudo soltarse de las cadenas y tomar, de ese modo, contacto con el exterior sus ojos no solo se vieron afectados por una sensación de dolor, sino que se resistían a ver lo que, precisamente, estaban viendo: "la concreta realidad".
Hasta que, después de un esfuerzo mental, comprendió que ese, y no otro, era el mundo real; claro que luego regresó a la caverna y procuro comentarles a sus compañeros de prisión que lo real se hallaba fuera de ella. Pero como era de esperar, estos intentaron matarlo porque suponían que estaba faltando a la verdad. Pues, tantos años contemplando "las sombras" que terminaron incorporando en sus mentes que esa resultaba ser la única realidad.
Ésta alegoría platónica no podemos dejar de relacionarla con la actualidad mundial; pues, solo que hoy los prisioneros de antaño son los "ciudadanos del momento" y el muro de sombras es el espacio mediático existente.
Es dable reconocer, que algunos prisioneros “han escapado de la caverna” pero un significativo y mayoritario número " de almas" aun sigue visualizando la realidad desde un muro o una pantalla de TV.
Otros ignoran la alegoría y algunos de ellos dicen no creer, actuando (y acudamos a otro momento de la historia) como los obispos en el Galileo de Brecht que se negaban a mirar por el telescopio por temor a encontrarse con una realidad que arrojaba por los aires "las verdades" que ellos mismos abrazaban.
Sin duda, tanto Platón como Galileo estarían enfrentados, hoy día, a los detentadores de los medios de comunicación masiva - no por ser detentadores, sino por mentir descaradamente- claro que los mismos medios se encargarían de difamarlos y de ese modo lograr el consenso necesario –brindado, obviamente, por los eternos prisioneros- para marginarlos, condenarlos o en su defecto para que abjuren de su posición.
Como vemos resulta difícil perseverar en la búsqueda de la verdad en lo tiempos que corren, máxime con la ilimitada capacidad de los medios en difundir información falsa, parcializada, sesgada o manipulada para que “sus prisioneros” permanezcan ajenos al mundo real.
Lo problemático de todo esto es que esa población cautiva de los medios y que confunde, merced al deplorable trabajo mediático, realidad con virtualidad representa un número relevante de personas.
Son los “ciudadanos teledirigidos” que ubicados placidamente sobre el vehículo mediático van contemplando “el paisaje de la realidad” mientras un guía, en apariencia neutral, les relata una historia que no se ajusta fielmente a la verdad.
En cambio, aquel ciudadano dispuesto a indagar un poco más en lo que acontece podrá encontrar, cotidianamente, sobrados ejemplos del ocultamiento deliberado de la realidad.
En nuestro país, y en el mundo entero, hay ingentes muestras de la alegoría platónica, sería bueno empeñarnos en encontrarlos y, de ese modo, abandonar la confortable pero perniciosa “butaca de los prisioneros”.
Pero, obviamente, siempre ha sido “mucho más grato” frecuentar los caminos sin esfuerzo de la Doxa que transitar los fatigosos senderos de la Episteme.
En el caso de Argentina, un buen antídoto contra los “efectos anestesiantes de la pantalla” ha sido la sanción de una nueva ley de medios; de ahí que los proveedores del suero adormecedor no escatimen en engañar a su público haciéndoles creer que la mentada ley tiene por objeto restringir la “libertad de prensa”.
Menuda labor la de estos tiempos, no solo es necesario romper las cadenas de los prisioneros; sino además, despertar a éstos de su largo sueño.

 Las huellas del agrocidio en el campo argentino
Graciela Gómez
Adital
Ya no es sorpresa para los que vivimos en constante relación con enfermos y afectados por los agroquímicos enterarnos de historias como estas. Aún cuando se siga repitiendo que no hay datos fehacientes de que los agrotóxicos causen daño a la salud humana, porque no se puede extrapolar lo que sucede con los mamíferos usados en laboratorios. Hoy, una nueva nota en un pasquín porteño, el gerente de Expoagro hizo el triste papel de ser juez y parte en una búsqueda por mostrar la inocuidad de los venenos. Su entrevistado, ex-empleado de Monsanto y uno de los encargados de evaluar el Plan Colombia, lejos de aclarar sobre el tema, demostró una vez más quién paga su sueldo. La nota pudo llevar el título "Dos mercenarios en decadencia" e ir también a tapa.
La evidencia empírica no es suficiente para los necios que siguen pensando que las buenas prácticas son la varita mágica para convertir al veneno en sopa. Tratan de daños colaterales o casos aislados las enfermedades y nacimientos con malformaciones, sin contar los muertos, los abortos espontáneos y los que viven un corto tiempo debido a la imposibilidad de sobrevida de algunas patologías que se repiten, que se incrementan, que están a la vista de todos, pero nadie quiere nombrar al culpable: Agrotóxico.
Vivir en zonas agrícolas, consumir alimentos y agua contaminada o trabajar en el campo, es la pregunta obligada que hacen en el Hospital Garrahan, pero los datos epidemiológicos no existen, la genotoxicidad se niega y la teratogénesis se oculta. Los venenitos son imprescindibles, las personas no. La ceguera y la mordaza es moneda corriente, en un Estado donde nadie se hace cargo y donde todos cobran por ese silencio. Son los copartícipes de la matanza sistematizada.
El 5 de septiembre pasado Víctor Fabroni, desde Bandera Santiago del Estero me escribe informándome sobre una madre que pedía ayuda para su bebé de cinco meses que nació con malformaciones. El caso contrastaba con el de otra mamá que escondía a su hija con labio leporino y paladar hendido. Esta última hija de un productor rural y cuya madre trabajó en la venta y almacenamiento de agroquímicos. Ocultar es más fácil que asumir la causa. Los hospitales, un eslabón en la cadena de omisiones, colaboran sin registrar los casos ni las estadísticas.
-"Necesito datos para llevar el caso a las autoridades que puedan brindarle ayuda", le contesté. Pero Víctor sabe que es difícil lograr ayuda donde lo normal es negar y encubrir porque los intereses son más fuertes que la salud de un niño.
Hoy a un mes de esa charla esa madre pudo llegar a los medios.
El Noticiero 7 y el Diario Panorama de Santiago del Estero hizo un llamado a la solidaridad los días 5 y 6 de octubre: "Julieta necesita de todos para salir adelante" decía el informe.
Y Víctor no se equivocó, la madre no recibió ninguna respuesta de parte de las autoridades.
Alicia Gimenez cuenta que vive en Bandera, su hija Julieta tiene hoy 6 meses y es la última de 6 hermanas: -"Nació con hidrocefalia, parálisis cerebral, parálisis facial y de las cuerdas vocales. Múltiples malformaciones a causa de los agroquímicos que se usan en la zona agrícola donde vivo, según me dijeron los médicos que me asistieron en el parto. Tiene malformación de columna, cadera, brazos y manos. Los bracitos fueron operados y se los corrigieron con férula, pero los deditos no", relata con lágrimas en los ojos.
La pequeña tiene una derivación a Santa Fe para otra cirugía pero no cuenta con los medios porque el traslado en esas condiciones debe ser especial y adecuado para la niña.
Lo aberrante de la praxis que relata crispa mis manos y la impotencia que me invade se resume en dos palabras ¿Por qué?: -"La parálisis cerebral me dijeron que se debe a que se pasó de tiempo para nacer. El trabajo de parto duró 9 horas y Julieta sufrió convulsiones dentro de mi vientre. Los médicos que actualmente la atienden sostienen que debido a esto, la beba sufrió una parálisis cerebral. Tenía un horario de cesárea pero los médicos me dijeron que podía nacer por parto normal. Pero tuvieron que hacer la cesárea de urgencia", relata casi resignada, una pesadilla que podría haberse evitado.
La beba no regula la temperatura del cuerpo, si hace calor tiene fiebre hasta de 40 grados y si el día está fresco su cuerpo se enfría totalmente. Por tal motivo necesita una vivienda térmica para poder sobrevivir.
Los médicos le dijeron con respecto a las malformaciones que son causa de los agroquímicos. Por eso tiene otra derivación para noviembre, al Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires para medir el dosaje de químicos que tiene en la sangre.
-"Julieta necesita sensor de saturación de pulso con plasma (Lsd), porque por la malformación de sus manos no puede meter sus deditos en otro tipo de sensor" repite su mamá. La pequeña necesita además una mochila de oxígeno y un nebulizador aspirador. Alicia comenta que golpeó muchas puertas buscando ayuda para comprar esos aparatos. Pero nadie se la brindo.
Gracias al director del centro hospitalario, hoy su hogar es una habitación del Hospital Colonia el Simbolar, departamento Robles, Santiago del Estero. Muy lejos del departamento Belgrano, donde está su pueblo Bandera. Vive allí con su marido y sus seis hijas, donde puede disponer de los aparatos que no puede comprar.
Habría que preguntarse por qué confió en otro centro de salud lejos de su hogar. Habría que preguntarle al Director del Hospital Público Dr. Osvaldo Vitar, que opina de este tipo de casos y su relación con los agroquímicos para entender porqué no se acudió a él. Habría que preguntarle al intendente Oscar Gorosito, que soluciones hay para estos pobladores en su gestión plagada de negación y de obsecuencia para tratar tres veces una ordenanza que regule el manejo de los venenos sin llegar a un acuerdo porque los señores feudales del pueblo presionan para que todo siga igual. Donde las tres pistas de aterrizaje para los aeroaplicadores parecen más importantes que el hospital y donde la pista de karting se asemeja a un centro de acopio de Agrolimpio, con el kartódromo marcado con bidones vacíos de glifosato.
Falta agua en Santiago del Estero, pero también falta respeto para no entorpecer el disfrute del derecho a la salud. Falta protección y es el estado el que debe adoptar medidas para impedir que terceros interfieran en el disfrute del derecho a la salud. Falta cumplimiento y adoptar medidas positivas para efectivizar el derecho a la salud.
Sobran campos sembrados y hay cientos de malformaciones al año por el uso de agroquímicos, denunciado desde el mismo Colegio de Ingenieros Agrónomos de la provincia.
Puedo ver al viejo labrador de Tejada Gómez repitiendo "La tierra estaba de antes, señor… ¿cuándo sembraremos flores donde está la alambrada?" Y el dolor de una madre, como tantas Alicias que desconocemos, en el medio de un pueblo.
* Ong Ecos de .- Romang
Fuente original: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=51641  HABLA EL PEDIATRA QUE ACUSA A LOS AGRONOMOS POR EL USO GLIFOSATO.

"Este es un modelo destructivo"

Se llama Rodolfo Páramo y en el último encuentro de Pueblos Fumigados les dijo a los agrónomos que eran "unos genocidas". Lo denunciaron en la justicia pero el pediátra insiste en que "tienen que hacerse cargo de este modelo de destrucción".

 Por José Maggi
Una dura polémica entablada entre el médico pediatra de Malabrigo (Santa Fe) Rodolfo Páramo y el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, encabezados por Ricardo Weiss promete llegar a la justicia. Es que el facultativo quien viene denunciando los efectos del glifosato sobre la salud humana, como malformaciones congénitas calificó a los ingenieros agrónomos que apoyan este modelo productivo como "genocidas hijos de puta". Comenzó allí un cruce de cartas documento en las que Ricardo Weiss, directivo de la entidad, lo intimaba a ratificar o rectificar estos dichos que habían sido vertidos en el primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados realizado a fines de agosto en Córdoba. Muy por el contrario de desdecirse Páramo les recordó que "el Código de Etica del Ingeniero Agrónomo en su Artículo 16 expresa claramente su obligación de: Advertir al cliente errores en que éste pudiere incurrir, relacionados con los trabajos que el profesional proyecte o conduzca", y no "lavarse las manos" después de extender la receta agronómica, y no controlar "in situ" las aplicaciones de lo que receta, pretendiendo eludir así la responsabilidad que les cabe y obtener impunidad lo que hace deleznable su proceder y cobarde, pretender que el que incurre en tal omisión, negligencia e ilícito son otros actores", dice la carta de respuesta que ha enviado a través de sus abogados patrocinantes Graciela Cristina Gómez y Mariano Aguilar.
"La polémica explica Páramo comenzó cuando dije que las transnacionales están haciendo desastres en el suelo argentino y dije que los ingenieros agronómos que suscriben este modelo de producción son unos 'genocidas'. Entonces alguien a quien no conozco se quejó ante el coordinador del Encuentro en Córdoba que era Medardo Avila Vázquez para que ratificara o rectificara esos dichos. Y yo no hice ni una cosa ni la otra. Ahora bien lo que hice fue recordar cuando los ingenieros agrónomos nos decían que no había evidencias científicas sobre las consecuencias de estos agrotóxicos: hoy ya no necesitamos más evidencias porque fueron publicadas a nivel nacional como los estudios de la Universidad de Río Cuarto, los de la Facultad de Medicina de Córdoba, o los de la Universidad Nacional de La Plata sobre los efectos del glifosato sobre los espejos de agua".
Páramo agrega "la investigación de Andrés Carrasco del Laboratorio de Biología Molecular de la UBA. Le recuerdo su entrevista al secretario académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, en la que se mostraba contento porque Monsanto les había donado un laboratorio por un valor de medio millón de dólares. ¿Y ahora se ofenden porque digo la verdad? ¿Por qué no suscriben otro modelo productivo entonces? se pregunto.
¿Esta fue al primera vez que hablo de genocidio?
No, la primera vez que hablé fue en noviembre de 2007 en la estancia Santa Elena de Las Heras cuando fui convocado para hablar de glifosato. Entonces pensaron que estaba loco, porque decía que se estaba muriendo cada vez más gente. Los años me dieron la razón. Cuando dije por primera vez lo del genocidio los ingenieros agrónomos, los dueños de veterinarias, que venden agroquímicos me decían que estaba loco porque estaba enloqueciendo a las mamás embarazadas. Yo les pregunté qué sabían ellos lo que provocan estos químicos en la intimidad de cada célula humana, Y los estudios de Seralini, y tantos otros. No quieren ver lo que tienen adelante. Y le creen a Monsanto, cuando siempre mintió, lo hizo toda la vida.
-¿Tuvo la posibilidad de analizar el trabajo de la UNL realizado por orden del juez de San Jorge Tristán Martínez?
Esa es una farsa hacia la justicia, porque no es completo, a pesar de que el rector de la UNL dijo que todos los agroquímicos son venenos no responden y faltan investigaciones críticas que hablen de la toxicidad. Somos uno de los pocos lugares del mundo que usamos productos como el endolsulfán prohibido en 60 países. Aquí usamos herbicidas para matar la soja guacha que vuelve a crecer, así que le tiramos el 2.4.D el agente naranja de la guerra de Vietnam.
¿Cómo es esto?
Monsanto produjo el agente naranja en la guerra de Vietnam, porque creían que los vietnamitas corrían por debajo de las copas de los árboles y desfoliaron todo el bosque. Sin embargo después descubrieron que corrían por túneles subterráneos. Parte de ese herbicida es el 2.4.D y lo usan para matar la soja guacha que crece después de la cosecha, porque se caen accidentalmente porotos de soja.
¿Desde cuando viene haciendo este análisis?
Mire estoy jubilado y jamás acepté las injusticias y la impunidad, y dos años antes de jubilarme, dije todo lo que están haciendo en este momento. Me puedo morir mañana, tengo 70 años, pero pensé en los tataranietos de mi nieto, que vive hoy conmigo, y me pregunté si ellos van a tener la posibilidad de vivir en una tierra sana, como dice la Constitución. Tengo la certeza total, cabal de lo que digo: Este es un modelo destructivo, destruye la vida, la diversidad biológica, no solo la vida humana. Lo dije en el Bolsa de Comercio de Rosario hace unos días, les recordé los documentales de la mariposa Monarca que viaja desde el norte de Estados Unidos a Centroamérica. Ella se alimenta de las flores de un arbusto que estos productores llaman malezas, a la que califican de veneno. Pero si la naturaleza lo puso alli es porque cumple una función, y quien soy yo para destruir lo que la naturaleza puso alli. Si no aprendemos a convivir como dicen los originarios, y esto es parte de la vida de la tierra, nos estamos asesinando completamente- concluyó Páramo.


Asistencia social y pueblos originarios
La mano buena que acaricia al bárbaro abatido

Muchos sectores de los pueblos originarios se encuentran en emergencia alimentaria y sanitaria, por mencionar sólo los aspectos más visibles y urgentes de sus necesidades. Esta realidad es cíclicamente puesta en escena según lo manden los intereses político-partidarios y de los medios. El lento genocidio de las comunidades aborígenes fue deslizándose a lo largo del tiempo desde la negación directa al sutil paternalismo que anula la diferencia y somete. El carácter autoconciliador de las actuales dádivas caritativas se antepone al cuestionamiento de las circunstancias –siempre políticas- que llevaron al otro, al que recibe, a condiciones indignas e injustas. Vigencia del supuesto moderno civilización / barbarie. Necesidad de reconocer los procesos de resistencia que tejen los conjuntos históricamente soslayados y negados. Desde hace algún tiempo y como si fuese el último grito de la moda burguesa se organizan por doquier grandes colectas y campañas de beneficencia para llevar el progreso a aquellos tobas o wichis del Impenetrable Chaqueño, que quién sabe por qué inexplicable fatalismo universal se encuentran en el último escalón de la dignidad humana.
En 2007 se denunciaron un promedio semanal de alrededor de 92 nuevos casos de desnutrición grave [1] . Como causal de la muerte, a la desnutrición se suman el chagas y la tuberculosis.
Pero el aborigen es atrasado por su histórica e incomprensible obstinación a no asumir las pautas de trabajo del hombre supremo.
Entonces medios de comunicación, otros grupos empresariales camuflados tras la pantalla del marketing social, artistas del mundillo de la fama frívola, fundaciones de identidad real desconocida y ciertos sectores pequeño-burgueses mancomunan esfuerzos y sensibilidades en estas cruzadas salvadoras.
Y luego de tantos eventos de visibilidad pública, la violencia de llegar a ese lejano paraje e improvisar la alegría espontánea. La disimulada arrogancia de presuponer o imaginar que el otro ya es determinada cosa, que necesita tales otras, que son ellos quienes se las pueden dar –tan cristianos y bondadosos, tan occidentales, tan blancos, tan urbanos-. La conceptualización de esos enormes hombres y mujeres arrugados (que viven desde miles de años donde quizá nadie más podría hacerlo) como pequeños, como pobres, como recipientes a llenar con amor católico.
Para salvarse a sí mismos muchos volverán creyendo haber sido misericordiosos, con recuerdos bellos, tal vez con lágrimas, con fotos de objetos antes que de sujetos, con ese lugar del cielo ya en el bolsillo. Un feliz tour al corazón de la miseria.
(Aunque al fin y al cabo lo importante es otra cosa: aquellos desheredados serán exonerados de sus padecimientos terrenales al llegar al reino celestial, que es para los pobres.)
En eso están. Sumados al cargoseo de tanta iglesia, de tanta organización de desarrollo, de tanto candidato a cargo público. ¿Puede la pobreza redituar a intereses particulares? ¿Qué fundamenta semejante nivel de cinismo?
La ayuda social se orienta hacia los excluidos dóciles, los no rebeldes. Creación de los sectores del poder, es seguida por sus vasallos –conscientes cuanto no- que trabajan en la puesta de simples “parches” pasajeros.
Las palabras que denuncian seriamente la situación socio-económica de los asistidos y sus causas “reales” son un tanto menos escuchadas de lo ya poco que las reproducen medios, universidades y gobiernos. La caridad, que consuela pero no cuestiona, es legítima y emociona hasta las lágrimas. La solidaridad que interpela las causas de toda injusticia debe ser desestimada o ignorada con el mayor decoro posible [2] .
Quienes se asoman desde “afuera” a esa región de tristeza no aluden nunca a la imposición de economías y estilos de vida que condenan u orientan a muchas comunidades originarias hacia la dependencia. Es que sencillamente, sabiéndolo o no, forman parte de esas estructuras de desmembramiento espiritual y material. El santo mesianismo prolonga la negación de saberes, creencias, lengua, rutinas, concepción del tiempo, simbolismos de la cosmovisión sobre las que se amasa la artesanía de la vida misma. Postergan el re-emerger pleno y digno de los pueblos sometidos.
Cíclicamente la televisión de la capital se da vuelta para mirar los restos del viejo continente, pues su presente y destino urbanos la hermanan con las grandes capitales del mundo. Se acercan a apenarse y a mostrar al aborigen como suplicante, silente, desposeído, imposibilitado, eterno mendigo que estira la mano desde su origen esperando el abrigo y el alimento de la sociedad que supo descubrir el progreso casi por propio instinto y principio genético. Qué no fue Buenos Aires sino una ciudad por sus luces hecha insignia de los procesos de modernización capitalista en esta América de raíz indígena.
Las mismas emisoras y pantallas que glorifican el histórico progreso económico de la nación, y que hoy se alimentan de la extensión de las fronteras del monocultivo que mata al monte y a sus hombres, se visten con el ropaje que los asemeja a filántropos puros de corazón [3] . Hipocresía y falso humanitarismo que lleva a rememorar los sonidos trágicos de Gerónima, la anciana mapuche muerta por la violencia del sistema religioso y médico occidental que la manoseó compulsivamente: “No quiero que me den una mano, quiero que me saquen las manos de encima” [4] .
Las dádivas paternalistas autoconciliadoras configuran una relación de poder asimétrica entre quien otorga –quien impone- y quien recibe. Al anular la percepción del Otro en tanto par, delinean o reafirman la existencia de un ser superior.
Con el asistencialismo desaparecen además las prácticas culturales comunitarias de satisfacción de las necesidades. Dice Sixto Vázquez Zuleta, maestro y escritor colla:
al indio se le condiciona a esperar todo de afuera, del blanco omnipotente, dueño de la riqueza, la tecnología y la sabiduría. Y eso conduce también a esperarlo todo del gobierno y a perder el sentido comunitario. Las dádivas, limosnas, el paternalismo actual, nos están haciendo dependientes de otro; esa sobreprotección ahoga nuestra responsabilidad y nos causa pereza mental. Total, si me van a mandar ropa. Para qué voy a tejer. Total, si mandan comida, para qué voy a sembrar. Para qué voy a trabajar, si es más fácil pedir. Es el mecanismo que genera pordioseros [5] .
La dicotomía civilización / barbarie que expresara Sarmiento como principio del proyecto de europeización del sur de América Latina adquiere en el siglo XXI un nuevo rostro, revelando su vitalidad como supuesto filosófico. Para el hombre de este tiempo el ajeno es al fin de cuentas, hoy, un bárbaro abatido. A esto fueron minimizados los aborígenes del Chaco. El que había sido un indómito refugiado en el bosque inaccesible ahora languidece su vida. El último espacio de fortaleza en ser domesticado por las instituciones de la Nación –ejército, iglesia y luego la escuela- fue siendo de a poco un Impenetrable cada vez más frágil y endeble.
(Simultáneamente a la eliminación de las condiciones materiales de existencia, en el plano “ontológico”, el hombre urbano – burgués actual cosifica a los pueblos originarios transformándolos en una postal fotográfica de la prehistoria incivilizada).
Pero para calmar semejante desprotección está la mano buena, cristiana, occidental, blanca, propietaria, masculina, que salva y purifica los espíritus solitarios en medio del yermo. Quién sino podrá ayudar al niño tímido y desamparado que muestra la TV.
Sin embargo, más vergonzoso que el estado al cual fueron reducidos estos pueblos es el proceso pergeñado y ejecutado a lo largo de los siglos para ello. Así como no existe desde siempre este paisaje de tragedia humana mostrado de vez en vez, tampoco es repentino. Desde su origen el Estado moderno capitalista ha sido cómplice, responsable y/o ejecutor del genocidio aborigen [6] . La historia de la eliminación de las diferencias y de la dominación efectuada por el hombre occidental (y/o por el occidentalizado) se escribe en etapas muy claras.
En la primera destruyó y tomó posesión del espacio de los nativos, en avanzadas sucesivas que fueron relegando cada vez más a los habitantes originarios. Los que no fueron empleados como mano de obra barata o directamente esclava en los obrajes del patrón blanco, fueron muertos [7] . Otros corrieron la mejor suerte de terminar confinados a reducciones religiosas o en reservas alejadas y muchas veces improductivas. Pocos se salvaron para continuar la vida en el monte, en los cerros.
Otro capítulo insoslayable de la conquista se escribe con los aportes de la cruz. El testimonio de Patricio Doyle resulta una confesión cruenta. Este escritor, ex sacerdote y ex presidente del Instituto Nacional Indígena (INAI) que desde 1973 vivió más de veinte años con el pueblo wichí, revela la importancia de la religión en el proceso de vaciamiento cultural de las comunidades aborígenes por las cuales transitó:
Los grandes responsables del genocidio indígena fueron los misioneros, no los políticos, ni los militares ni los empresarios, aunque estos también se aprovecharon, y mucho, de ellos. […] Desde hacia siglos se les venía imponiendo el pensamiento de que todo lo suyo era malo, que tenían que olvidarlo todo, pasar a vivir como blancos, ser buenos trabajadores y que, si se portaban como ellos les decían, algún día serían felices en el cielo […] Social y psicológicamente fue genocidio lo que hicieron con ellos, porque los obligaron a olvidar su pasado. […] Los aborígenes […] a través de los misioneros de la religión oficial del imperio español fueron vaciados por dentro […] El gran problema fue que los misioneros les arrancaron su identidad. Si trato que un naranjo sea un algarrobo, lo mato. Si trato que un wichí sea un alemán, lo mato. El aborigen es aborigen, o no es. […] Llegué a la conclusión de que nosotros no debíamos estar allí ni para llevarles cosas ni para enseñarles que si se portaban bien iban camino al cielo. Lo que necesitaban era ser valorados y amados. [8]
Esta enajenación se prolonga en el presente, y con figuras celestiales de distintos signos. Casi todos los aborígenes del Chaco, por caso, hoy dicen pertenecer a grupos evangelistas, de la llamada Asamblea de Dios, de la Iglesia Universal o a otras que siguen con el proceso de deformación y olvido de la propia cosmovisión y hábitos.
En los últimos años se edita un nuevo desplazamiento de comunidades aborígenes y campesinas. Las opulentas ganancias que promete el cultivo de la soja han llevado a pampeanizar zonas hasta ahora inexploradas, como algunas regiones de Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, el norte de Córdoba, y más.
El modelo agro-exportador se cultiva con la connivencia de productores rurales y gobiernos nacionales y provinciales. “En los últimos doce años, la superficie de las tierras fiscales existentes en la provincia de Chaco ha disminuido de 3.900.000 a 660.000 hectáreas. Pero estas tierras no fueron otorgadas, de acuerdo a la Constitución provincial, a las comunidades indígenas o a criollos que desarrollan actividades rurales, sino que fueron vendidas (en ocasiones con los propios indígenas adentro) a empresarios madereros y sojeros, principales responsables de la drástica reducción de los montes ocurrida durante la última década” [9] .
Cada parte capitaliza su ganancia y, en paralelo a la ruptura del auto-sustento de los pueblos nativos, se tejen estructuras de dependencia que terminan por someterlos.
“El monte ya no es el antiguo vergel de recursos que brindaba alimentos y medicinas, que permitía la vida y la hacía posible. Van desapareciendo los árboles que han acompañado las tradiciones y los mitos del pueblo toba. Hay menos lapachos, menos algarrobos, menos itines, menos quebrachos. Disminuyen las especies animales y vegetales, no hay más marisca, se restringe la pesca. Las abejas, que tradicionalmente han formado parte sustancial de la economía y la alimentación toba, huyen a otros sitios a causa del desmonte. La depredación avanza y la gente no tiene sustento. Sólo quedan los planes sociales y los bolsones de comida que hacen a los miembros de la comunidad presas del clientelismo político” [10] .
El monocultivo se traduce a monocultura
La agricultura que promete generar alimentos, deja a la geografía hecha páramo y desolación. A cambio, crecen lejanas cuentas bancarias, aumentadas para un flamante e inescrupuloso terrateniente.
Qué comerán estos sujetos, sin su tierra, despojados de futuro para seguir construyendo su historia, trizado el sustento de la propia cosmovisión. Ahora bien, y lógicamente, entra en escena la asistencia social.
Tras las avanzadas “físicas”, finalmente, vienen los portadores de una batería de métodos más o menos sutiles de invasividad, negación y subyugación cultural [11] . Aunque no siempre se reconozcan mutuamente, la mano que enferma y la que cura comparten principios, intereses y aspiraciones socio-culturales. Doble moral que asesina. Falso altruismo.
El último bastión de la imposición y dominación viene en curiosas y a veces inútiles mercaderías coloridas. Alimentos, ropas, medicinas y juguetes viajan a salvar las almas pobres. Van con la forma de ayuda social, que no es más que una forma subsidiaria de sanar el hambre y la injusticia.
Zapatos viejos para el norte, sí. Oponerse a la expansión de la frontera agrícola que avanza destruyendo las comunidades campesinas y el espacio en donde ellas recrean la vida, no. Es de esta forma cómo se anula (o se consuela) la consciencia de la necesidad de una transformación verdadera, radical a la par que respetuosa de los principios de su gente.
La miopía propia a la conformación cultural que se concibe como superior alimenta la hipocresía de la sociedad que juega el papel del humanitarismo ingenuo, como si esto la salvara de responsabilidades y culpas.
La brutalidad de este confinamiento del aborigen al último espacio material y simbólico de su vida, de esta expulsión al margen de la dignidad humana en donde es “rellenado” con los desechos materiales de las clases medias, se completa con el rechazo y/o con la explotación laboral en las propias urbes urbanas. ¿Qué suerte siguen los que migran de su espacio originario para trabajar en la sociedad blanca-occidentalizada? No alcanza con expulsarlo de su tierra…
La decolonización del conocimiento de esta realidad debe partir de la certeza según la cual no existen lugares pobres (como si lo fueran desde la génesis del mundo, o por un cataclismo desconocido cuya identificación resulta hasta irrelevante). Pero sí hay pueblos empobrecidos, desposeídos, sometidos por terceros [12] .
Tan necesario como subsanar la urgente inanición es revisar la injusticia de este hambre, reconociendo y asumiendo causas históricas.
Estas páginas no son inhumanas por negar la ayuda caritativa. Si son crueles los son al desnudar la posición de poder que el discurso de la limosna supone, llamada centralmente a que las estructuras de desigualdad material se prolonguen en el tiempo, y a que las de colonialidad del pensamiento se justifiquen a sí mismas.
La sensibilidad real es reconocer la diferencia y la igualdad real entre los hombres, valorando las condiciones dignas de vida del Otro.
Es por esto que a la lástima cristiana debe anteponerse la admiración hacia quienes siguen levantando su propia bandera aún tras siglos de padecer la expropiación y la indiferencia.
La única solidaridad que los pueblos necesitan es la de la escucha y no la del monólogo compasivo.
La mano necesaria es la del puño que acompaña la histórica resistencia cultural, que hoy re-emerge en cinco siglos de vejaciones, ataques, humillaciones y “olvidos”. No hacen falta fórmulas subsidiarias, sino compañía en la lucha.
Porque “A las estrategias, modalidades y mecanismos diseñados por los dominadores de todos los tiempos corresponde una plétora de expresiones, acciones, estrategias y proyectos políticos de quienes se resisten a ser dominados” [13] . Siempre.
De ahí lo imperioso de alentar los procesos actuales de autoconcientización y reivindicación de los pueblos originarios: para que haya un mañana tejido con la sabiduría y los colores de los hombres milenarios.



[1] Datos del Centro de Estudios Nelson Mandela. Citados por Mempo Giardinelli en Cinco indiecitos. Nota del mes de agosto de 2007, incluida en Anuario `07 Página / 12. Buenos Aires. p. 241.
[2] Eduardo Galeano (2008). Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Ed. Catálogos. Buenos Aires.
[3] Las sucesivas cosechas récord que los medios masivos anuncian felizmente como sinónimo de riqueza para todos no se deben a otra cosa más que a la expansión de las áreas cultivadas. Se ha pasado de siete millones de hectáreas de soja en 2003 a 20 millones en 2009-2010. “Se calcula que en toda Argentina hay aproximadamente 31 millones de hectáreas de uso agrícola, lo que quiere decir que la soja ya ocupa este año cerca del 64% de la superficie cultivable total” (La república de la soja, en www.elpaís.com, España. 4 de abril de 2010).
[4] Jorge Pellegrini (2008). Gerónima. San Luis Libro. San Luis. p. 23.
[5] Sixto Vázquez Zuleta (1995). Indiomanual. Ed. Instituto Cultural Indígena. Humahuaca. p. 91.
[6] Aunque no por esto menos repudiables, no toda la responsabilidad es de los actuales gobiernos: ellos son el último momento de un proceso histórico-estructural.
[7] La máxima expresión fáctica de estas sujeciones puede ser encontrada en las matanzas de la Conquista del Desierto (Patagonia, 1879) y de Napalpí (Chaco, 1924). Ambas empresas militares se erigen en Argentina como los ápices más bestiales en la conquista del blanco por sobre el hombre originario.
[8] Vidal Mario (2008). Napalpí. La herida abierta. Ed. El Fauno. Córdoba. pp. 67 – 72.
[9] Voces de Resistencia II, en Revista Sudestada (2009). Año 7, nº 66. Buenos Aires. p. 41.
[10] Voces de Resistencia II, op.cit. p. 41.
[11] “El poder no se impone sólo –y a veces ni principalmente- por medios brutales de coacción física: transita significativamente por la construcción simbólica de las interpretaciones del mundo. Se instala en las mentes colectivas y las individualiza; en los imaginarios sociales, desbaratándolos y produciendo imágenes que ocuparán su lugar; invade los cuerpos internalizando una visión del mudo producida, extranjera; el poder se presenta como biopoder y cosmopoder, y descara y se vuelve cínico, pasando por encima de derechos societales, derechos civiles, derechos humanos, derechos. Utiliza la educación, la imagen, los símbolos, el lenguaje, la moneda, el mercado, los misiles, los juegos de los niños y, por su supuesto, la represión directa”. Ana Esther Ceceña. De los saberes de la emancipación y de la dominación. En De los saberes de la emancipación y de la dominación, Ana Esther Ceceña (coord.). (2008). Ed. CLACSO. Buenos Aires. pp. 9 – 10.
[12] Invasión de ayuda, en Le Monde Diplomatique Edición Cono Sur (Febrero 2010). N° 128, Ignacio Ramonet. p. 18.
[13] Ana Esther Ceceña. op. cit. p. 9. 


Bolivia, el “mal ejemplo”
Hernando Calvo Ospina
Bolivia, país poco conocido en el contexto mundial. La mayoría de los europeos saben de su existencia, pero no tantos lo ubican en el mapa. Por la poca cultura que tienen, rarísimo es el estadounidense que no lo confunda con una fruta o un tipo de hamburguesa. Bolivia. La gran prensa internacional enseñó que es sólo un pedazo de tierra llena de indios, coca y dictadores. Aunque dicen que estos últimos nacieron como respuesta a la tentativa del Che Guevara de hacer allá una revolución.
En 2005 Bolivia se convirtió en atracción internacional, y no por coca y dictadores: por los indios.
Fue durante las elecciones presidenciales. La prensa destacaba que un candidato indígena tenía posibilidades de dirigir ese país. ¡Un indio! Sí, un ser que no era como nosotros. Se mostraba el inmenso apoyo que otros indiecitos le daban. Como folclor, las imágenes tendían a mostrar las polleras y sombreros de las indiecitas. Y folclórico resultaba el casco de los mineros que en las manifestaciones también vitoreaban al líder Evo Morales.
El indiecito Evo fue la sensación de la prensa internacional ese año, particularmente en Europa. Al fin Bolivia producía otra noticia.
Claro, no todo en Evo podía ser positivo para la gran prensa, pero sí entendible. Por ejemplo, era un dirigente del movimiento de sembradores de coca. Sí, algo negativo, porque de coca a cocaína es poco lo que falta... pero ante todo era un indiecito. Eso lo disculpaba. En cada discurso Evo hablaba de acabar con el analfabetismo y la pobreza. Lo que la prensa internacional veía muy bien, aunque se notaba que prefería la utilización de la palabra “disminuir”.
Cierto escozor producía en las redacciones porque Evo estaba al frente de algo llamado Movimiento Al Socialismo. Esa palabra “socialismo”... No se entendía cómo un indiecito podía saber de eso. No debía ser algo salido de Evo. Era impensable creer que cuando Marx escribió sobre ello, los indios lo practicaban desde siglos.
Hasta que en esas salas fabricantes de noticias e imágenes "descubrieron" por donde venía la cosa. Se notó que la rasquiña las atacaba porque Evo era amigo del diablito Chávez. Y peor: admiraba al diablo Fidel. Pero bueno, antes que todo Evo era un indiecito. Todo lo demás podía entrar al costal del folclor.
Y Evo Morales ganó las elecciones. Se puede afirmar que no existió un medio de prensa en el mundo que no lo mencionara. Como casi todos retomaban lo que salía desde Estados Unidos o Madrid, la noticia estaba como fotocopia de un cuento de hadas. Hasta la llamada prensa “rosada” y de la “jet-set” hablaron del indiecito.
Su encuentro con el Rey de España causó furor, aunque más se mencionó que Evo no llevara corbata. No importaba, así son muchos indios. Muchos intelectuales y directores de Organizaciones No gubernamentales, que nunca se habían dado por enterados, quisieron saber cómo se vivía y se respiraba bajo el gobierno de un indiecito. Volaron a La Paz, y con terror tuvieron que beber mate de esa tal coca para calmar el “mal de altura”.
Pero el idilio con el indiecito presidente no duró mucho.
Evo nacionalizó el petróleo y el gas. Algo inentendible. Estaba bien que quisiera sacar de la pobreza e ignorancia a las mayorías, pero no eran razones suficientes para “quitar” esas riquezas a las transnacionales. “¡Indio tenía que ser!”, de seguro comentaron muchos en muchas partes. La gran prensa de ciertos países casi lo expresó así.
El paternalismo no dio para soportar tanto. Por arte de magia, desde ese día el indiecito Evo pasó a ser “ese indio”, el “semejante indio”, el “tal indio”. Del folclor se pasó a la denigración, y no solo a Evo. Cuando se mostraba al parlamento boliviano, se hacía notar lo ridículo que las decisiones fundamentales de un Estado fueran tomadas por indios y obreros. Y lo pésimo: tantas indias. Con razón el país estaba tomando ese camino. Porque lo “normal” es que sean los de saco y corbata quienes decidan.
Washington decidió que eso era “comunismo”, por tanto había que derrocar al indio. A falta de originalidad, se empezó la típica campaña de guerra propagandística y psicológica. La prensa internacional, manejada desde Washington, con repetidora en Madrid, empezó a insistir en que ya no había libertades. De ningún tipo. Que se violaban los derechos humanos y se reprimía a la oposición. Que Bolivia se convertía en el centro del tráfico de cocaína, y en escondite de “terroristas”.
El colmo para Washington fue que Evo seguía con vida y ganando elecciones. No sirvieron todos los millones entregados a la oposición, a sus medios de información y varias ONG. Se prepararon golpes de Estado, y hasta atentados contra su vida. Nada de nada: el indio ni se movía.
Como casi nunca le había sucedido a Washington en su “patio trasero”, Evo le respondió. El insolente expulsó al embajador estadounidense, a la DEA, a la CIA, y amenazó con sacar del país a las organizaciones de “desarrollo” que pretendieran desestabilizar su gobierno. ¡Horror de horrores!
Así se “descubrió” que el vicepresidente, Álvaro García Linera, no era indio, pero tampoco santo. Quizás peor que Evo. Era un mestizo con muchos pecados: ex guerrillero, ex preso político, con gran formación política, un intelectual de calle... Entonces se trató de meter cizaña para dividir. Esa prensa sugirió que Evo era manipulado por su segundo. En este caso sí se volvieron a recordar que Evo era un indiecito.
De muy poco ha servido el complot internacional y nacional. El proceso ahí va. Con las dificultades propias de todo proceso creativo y atacado. Mientras por aquí, afuera, levanta y levanta simpatías y respeto.
Últimamente la prensa internacional ha preferido ser indiferente. A veces publica una nota, claro, cuando Evo hace algo que no le gusta.
Ese comportamiento de esta prensa significa que Bolivia ya no es la misma. Bolivia, ese país que queda por “allá”, es un “mal ejemplo” en el continente. Y si Washington y sus aliados le tienen miedo a algo, es a gobiernos “mal ejemplo”. Si en tan poco tiempo, con tan pocos recursos y con tantas confabulaciones se ha logrado tanto, ¿por qué otros pueblos vecinos no podrían?

* Periodista y escritor colombiano residente en Francia. Colaborador de Le Monde Diplomatique.
Articulo escrito para el semanario boliviano La Época . Julio 2010.


El mundo es una gran paradoja que gira en el universo
Por Eduardo Galeano

La mitad de los brasileños es pobre o muy pobre, pero el país de Lula es el segundo mercado mundial de las lapiceras Montblanc y el noveno comprador de autos Ferrari, y las tiendas Armani de Sao Paulo venden más que las de Nueva York.

Pinochet, el verdugo de Allende, rendía homenaje a su víctima cada vez que hablaba del "milagro chileno". El nunca lo confesó, ni tampoco lo han dicho los gobernantes democráticos que vinieron después, cuando el "milagro" se convirtió en "modelo": ¿qué sería de Chile si no fuera chileno el cobre, la viga maestra de la economía, que Allende nacionalizó y que nunca fue privatizado?

En América nacieron, no en la India, nuestros indios. También el pavo y el maíz nacieron en América, y no en Turquía, pero la lengua inglesa llama turkey al pavo y la lengua italiana llama granturco al maíz.

El Banco Mundial elogia la privatización de la salud pública en Zambia: "Es un modelo para el Africa. Ya no hay colas en los hospitales". El diario The Zambian Post completa la idea: "Ya no hay colas en los hospitales, porque la gente se muere en la casa".

Hace cuatro años, el periodista Richard Swift llegó a los campos del oeste de Ghana, donde se produce cacao barato para Suiza. En la mochila, el periodista llevaba unas barras de chocolate. Los cultivadores de cacao nunca habían probado el chocolate. Les encantó.

Los países ricos, que subsidian su agricultura a un ritmo de mil millones de dólares por día, prohíben los subsidios a la agricultura en los países pobres. Cosecha récord a orillas del río Mississippi: el algodón estadunidense inunda el mercado mundial y derrumba el precio. Cosecha récord a orillas del río Níger: el algodón africano paga tan poco que ni vale la pena recogerlo.

Las vacas del norte ganan el doble que los campesinos del sur. Los subsidios que recibe cada vaca en Europa y en Estados Unidos duplican la cantidad de dinero que en promedio gana, por un año entero de trabajo, cada granjero de los países pobres.

Los productores del sur acuden desunidos al mercado mundial. Los compradores del norte imponen precios de monopolio. Desde que en 1989 murió la Organización Internacional del Café y se acabó el sistema de cuotas de producción, el precio del café anda por los suelos. En estos últimos tiempos, peor que nunca: en América Central, quien siembra café cosecha hambre. Pero no se ha rebajado ni un poquito, que yo sepa, lo que uno paga por beberlo.

Carlomagno, creador de la primera gran biblioteca de Europa, era analfabeto.

Joshua Slocum, el primer hombre que dio la vuelta al mundo navegando en solitario, no sabía nadar.

Hay en el mundo tantos hambrientos como gordos. Los hambrientos comen basura en los basurales; los gordos comen basura en McDonald's.

El progreso infla. Rarotonga es la más próspera de las islas Cook, en el Pacífico sur, con asombrosos índices de crecimiento económico. Pero más asombroso es el crecimiento de la obesidad entre sus hombres jóvenes. Hace 40 años eran gordos 11 de cada 100. Ahora, son gordos todos.

Desde que China se abrió a esta cosa que llaman "economía de mercado", el menú tradicional de arroz con verduras ha sido velozmente desplazado por las hamburguesas. El gobierno chino no ha tenido más remedio que declarar la guerra contra la obesidad, convertida en epidemia nacional. La campaña de propaganda difunde el ejemplo del joven Liang Shun, que adelgazó 115 kilos el año pasado.

La frase más famosa atribuida a Don Quijote ("Ladran, Sancho, señal que cabalgamos") no aparece en la novela de Cervantes; y Humphrey Bogart no dice la frase más famosa atribuida a la película Casablanca (Play it again, Sam).

Contra lo que se cree, Alí Babá no era el jefe de los 40 ladrones, sino su enemigo; y Frankenstein no era el monstruo, sino su involuntario inventor.

A primera vista, parece incomprensible, y a segunda vista, también: donde más progresa el progreso, más horas trabaja la gente. La enfermedad por exceso de trabajo conduce a la muerte. En japonés se llama karoshi. Ahora los japoneses están incorporando otra palabra al diccionario de la civilización tecnológica: karojsatsu es el nombre de los suicidios por hiperactividad, cada vez más frecuentes.

En mayo de 1998, Francia redujo la semana laboral de 39 a 35 horas. Esa ley no sólo resultó eficaz contra la desocupación, sino que además dio un ejemplo de rara cordura en este mundo que ha perdido un tornillo, o varios, o todos: ¿para qué sirven las máquinas, si no reducen el tiempo humano de trabajo? Pero los socialistas perdieron las elecciones y Francia retornó a la anormal normalidad de nuestro tiempo. Ya se está evaporando la ley que había sido dictada por el sentido común.

La tecnología produce sandías cuadradas, pollos sin plumas y mano de obra sin carne ni hueso. En unos cuantos hospitales de Estados Unidos los robots cumplen tareas de enfermería. Según el diario The Washington Post, los robots trabajan 24 horas por día, pero no pueden tomar decisiones, porque carecen de sentido común: un involuntario retrato del obrero ejemplar en el mundo que viene.

Según los evangelios, Cristo nació cuando Herodes era rey. Como Herodes murió cuatro años antes de la era cristiana, Cristo nació por lo menos cuatro años antes de Cristo.

Con truenos de guerra se celebra, en muchos países, la Nochebuena. Noche de paz, noche de amor: la cohetería enloquece a los perros y deja sordos a las mujeres y los hombres de buena voluntad.

La cruz esvástica, que los nazis identificaron con la guerra y la muerte, había sido un símbolo de la vida en la Mesopotamia, la India y América.

Cuando George W. Bush propuso talar los bosques para acabar con los incendios forestales, no fue comprendido. El presidente parecía un poco más incoherente que de costumbre. Pero él estaba siendo consecuente con sus ideas. Son sus santos remedios: para acabar con el dolor de cabeza, hay que decapitar al sufriente; para salvar al pueblo de Irak, vamos a bombardearlo hasta hacerlo puré.

El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua.
Del monocultivo a la monocultura
Emiliano Bertoglio
El crecimiento exponencial del cultivo de soja transgénica supone el desmontaje implacable de numerosas prácticas socio-económicas de pequeña escala, sinónimos de autogestión de la existencia, de identidades culturales regionales, de diversidad biológica y cultural. Todo andamiaje productivo –así como las relaciones de producción que le son inherentes- es igualado hoy al dominante. Todo monocultivo somete a los pueblos a la dependencia económica, a la par que los desarticula como tales.
A lo largo y a lo ancho de Argentina la expansión progresiva de las nuevas tecnologías agrícolas promotoras del monocultivo de soja transgénica allana geografías, prácticas tradicionales, modelos de subsistencia, flora y fauna autóctonas, empobrece la tierra, y prescinde del hombre y de sus saberes diversos.
Año tras año se suceden los anuncios de cosecha récord, dando por descontado que ello es sinónimo de desarrollo para el país. En la defensa –propuesta o no- de los intereses del gobierno nacional, de los grandes terratenientes, de los empresarios del rubro y de los propios medios de comunicación que representan, hay algo que las voces de los noticieros no dicen, tan preocupadas por dejar en claro sólo el valor de las toneladas de oleaginosas exportadas: se ha pasado de siete millones de hectáreas de soja en 2003, a 20 millones en 2009-2010. “Se calcula que en toda Argentina hay aproximadamente 31 millones de hectáreas de uso agrícola, lo que quiere decir que la soja ya ocupa este año cerca del 64% de la superficie cultivable total”1.
Esta ampliación de las áreas labradas implica la homogeneización de la producción y de las relaciones de producción al “parámetro soja”, con el consecuente silenciamiento de andamiajes simbólicos tradicionales y sus prácticas, destrucción de espacio nativo, concentración de latitudes fértiles.
La imposición de la razón moderna se reedita con este rostro. Dentro de ella “el crecimiento económico es un objetivo racional incuestionable” que no reconoce medios inválidos. La extensión y auto-legitimación de esta lógica genera la no existencia de lo que no encaja en sus límites racionales, acusado de improductivo: la naturaleza no traducible a mercancía es esterilidad, y el trabajo no alineado es pereza o descualificación profesional2.
En vastos horizontes de Argentina se impone el color monótono de la producción genéticamente modificada, implantada industrialmente. Por un lado, este sistema imperante es no-cultura, resultante de la negación de las gentes diversas en la tierra, de la ruptura de lo ancestral, de la simplificación de la existencia a variables cuantificables, del vaciamiento de la vida misma. Y, por otro lado y paralelamente, es supremacía extendida de la cultura de lo mercantil, concentración excesiva de suelos, radical separación entre hombre y entorno biológico, importancia del espacio en tanto valor productivo-económico individual, alteración de las condiciones intrínsecamente naturales (manipulación genética).
Así se va del monocultivo a la monocultura.
Semejante matriz de estandarización se encarna tanto hacia el interior de las propias fronteras de la región argentina tradicionalmente agro-exportadora –la pampa-, como en entornos que exceden a ésta (proceso manifestado en la avanzada indetenible del modelo hacia nuevas regiones).
Con todo, frente a la creciente homogeneización, esta diferenciación espacial es ya meramente analítica antes que cierta.
Puertas adentro
Con los procesos políticos y económicos de las décadas recientes en la zona pampeana “se fragmenta el espacio rural, y el campo, además de atravesar procesos de despoblamiento también es ‘vaciado’ de actores y relaciones sociales históricas, concentrándose básicamente en sus funciones productivas y generando una redefinición de su entramado asociativo”3.
La falta de apoyo al sector durante los años noventa, y luego las nuevas tecnologías en semillas y agroquímicos que ayudaron a prescindir de horas y procesos de trabajo, se tradujeron en des-ruralización.
Las familias asalariadas fueron expulsadas del medio rural, antiguo espacio de la vida.4 “[…] cada vez hay menos productores rurales en Argentina. Según datos de 2009, en todo el país hay censados 276.581 productores agrarios, la mitad de los que había registrados en 1969, cuando llegó la primera soja”5. “[…] en los últimos 15 años han desaparecido 100.000 productores pobres y campesinos, que hoy pueblan las villas miserias de los centros urbanos”6.
Los réditos que aporta el mercado internacional de oleaginosas hacen que se socaven y desestimen otras formas de sustento, las cuales sí necesitan del factor humano. Dejan de producirse cultivos diferentes (maíz, sorgo, algodón, legumbres, etc.), ganado (vacuno, porcino, ovino), tambo otras y actividades como la horticultura, la fruticultura o la apicultura7.
Las holgadas ganancias se traducen a una renta agraria sojera excesiva. Ésta favorece además la concentración de tierras a manos de pooles de siembra (grupos de inversores), quienes alquilan las extensiones fértiles en detrimento de muchos medianos o pequeños propietarios de tierras que prefieren arrendar su tierra antes que habitarla y trabajarla. En la pampa argentina 6.200 terratenientes poseen el 49 por ciento de la tierra8.
Con esto se uniforma también la concepción de la economía agraria en tanto capitalización privada de un pequeño sector excluyente.
Los pequeños poblados que se sostenían con las ganancias generadas por el peón o el pequeño productor también se encuentran en riesgo. “Hay más de 60 municipios en peligro de extinción en la provincia de Santa Fe”.9
(He aquí, en este apartado, la contra cara de lo que la sociología citadina frecuentemente estudia como creciente urbanización, exclusivamente preocupada por el crecimiento de las urbes. Se desconoce así no sólo el origen de dicho fenómeno, sino también y fundamentalmente la desarticulación del espacio rural.)
Pampeanización
Mientras tanto, hacia el exterior de las ahora desdibujadas fronteras agrícolas tradicionales de Argentina, el proceso de homogeneización adquiere una fuerza mucho más violenta y repentina. Los desalojos y desplazamientos de comunidades aborígenes y campesinas, así como las apropiaciones de sus tierras, no se resuelven con procedimientos o estrategias sutiles: los pueblos originarios no venden sus tierras ni se van a las ciudades en busca de “comodidades y confort”, tal se argumenta para el caso de los productores o peones pampeanos.
Las opulentas ganancias que promete el cultivo de la soja y la generación de especies más resistentes a condiciones poco favorables han llevado a colonizar –a pampeanizar- zonas hasta ahora inexploradas, como algunas partes de Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, el norte de Córdoba, entre otras.
Por caso, “En los últimos doce años, la superficie de las tierras fiscales existentes en la provincia de Chaco ha disminuido de 3.900.000 a 660.000 hectáreas. Pero estas tierras no fueron otorgadas, de acuerdo a la Constitución provincial, a las comunidades indígenas o a criollos que desarrollan actividades rurales, sino que fueron vendidas (en ocasiones con los propios indígenas adentro) a empresarios madereros y sojeros, principales responsables de la drástica reducción de los montes ocurrida durante la última década […] El monte ya no es el antiguo vergel de recursos que brindaba alimentos y medicinas, que permitía la vida y la hacía posible. Van desapareciendo los árboles que han acompañado las tradiciones y los mitos del pueblo toba. Hay menos lapachos, menos algarrobos, menos itines, menos quebrachos. Disminuyen las especies animales y vegetales, no hay más marisca, se restringe la pesca. Las abejas, que tradicionalmente han formado parte sustancial de la economía y la alimentación toba, huyen a otros sitios a causa del desmonte. La depredación avanza y la gente no tiene sustento”10.
La agricultura que promete generar alimentos para todos quienes habitan el bendito suelo argentino deja a la geografía hecha páramo y desolación. Lejos de servir a las mayorías, el noventa y cinco por ciento de la soja que se produce a nivel mundial se utiliza para alimentar el ganado de Europa y Asia11.
En busca de la tensión transformadora
Este es el paisaje que se impone hoy en Argentina, monoproductivo y monocultural.
Sin embargo, el espacio agrario ha sido históricamente y es incluso hoy un terreno de disputas y de luchas entre el pequeño campesinado, el mercado y el Estado (o el poder colonial-feudal, antes de los Estado-nación).
El mañana se escribe en clave de resistencia y creación. No pocos sostienen que el foco de las luchas antiimperialistas (anti Estados y anti mercado) se halla hoy en la ruralidad y en el campesinado de la periferia12.
Ahora, ¿puede seguir considerándose tierra –y, por lo tanto, espacio de rebeldía y vida- a los inmensos llanos de la patria sojera, al campo vaciado?
Mientras tanto, en donde los hombres aún habitan, son ellos los que levantan la voz y el puño para que la tierra siga incluyendo a las gentes.
Están en los puntos de sutura entre las regiones amenazadas por la pampeanización vecina y las propias extensiones “sojizadas”. Pero también en el propio corazón del sistema, con quienes quedan dentro de las latitudes asaltadas por el monocultivo e, incluso, con los elementos urbanos de pensamiento decolonializado. Son los que piden una ley de bosques justa y respetuosa de lo natural, son los pequeños productores que luchan por defender las prácticas de una economía alternativa, es la civilidad que se moviliza contra las fumigaciones asesinas o por una alimentación sana.
Al fin y al cabo todas las fuerzas totalizantes de la historia han mostrado tarde o temprano sus fisuras. Fueron estas grietas las que imposibilitaron su perpetuidad.
Notas:
1 La república de la soja, en edición digital de El País (www.elpaís.com , 4 de abril de 2010). España.
2 Boaventura De Sousa Santos (2009). Una epistemología del Sur. Ed. CLACSO / Siglo XXI Editores. Buenos Aires – México. p. 111 – 112.
3 Mario Lattuada y Guillermo Neiman (2005). El campo argentino. Crecimiento con exclusión. Ed. Capital Intelectual. Buenos Aires. p. 44.
4 A fuerza de no caer preso de cierta ingenuidad histórica, debe reconocerse que a su vez el modelo y las relaciones de producción hoy desplazadas en la pampa argentina fueron en su momento las que se impusieron por sobre otros métodos y modelos “autóctonos”.
Por otra parte, el carácter totalizante y monocultural del actual modelo de trabajo de la tierra pampeana puede evidenciarse en algunas de las prácticas discursivas que se pusieron en juego a partir del 2008, en el marco del “conflicto” entre gobierno nacional y productores rurales. Las ideas referidas de “los productores”, “el campo”, “la Argentina”, entre otras, sugerían la existencia de una única alternativa económico-productiva: como si la vida de todos los habitantes del país estuviese implicada de manera directa en lo discutido.
5 La república de la soja, op. cit.
6 Los que pierden todo, en revista Chispa (2008). nº 228. Buenos Aires. p. 3.
7 “Productores cordobeses plantean que el monocultivo quita espacio a la diversidad de flora que necesitan. Hay menos de la mitad de apicultores que hace una década”. Soja y agroquímicos, una mezcla mortal para abejas, en diario La Voz del Interior (13 de junio de 2010). Córdoba. p. 8 (sección A). En tanto, muchos pequeños tamberos abandonan el rubro. En 2002 funcionaban 15.000 establecimientos, pero desde entonces más de 4.000 cerraron sus puertas. La vaquita vivía en Pehuajó, pero un día se marchó (en www.infosur.info , agosto de 2009). En el mismo sentido, otras fuentes indican que la actividad mermaría otro 5 por ciento durante este 2010.
8 Matrimonio K: ni nacional ni popular, en revista Chispa, op. cit. p. 3.
9 La república de la soja, op. cit.
10 Voces de Resistencia II, en Revista Sudestada (2009). Año 7, nº 66. Buenos Aires. p. 41.
11 En documental Home. Dirigido por Yann Artus-Bertrand (2009).
12 Sam Moyo y Paris Yeros (coordinadores) (2008). Recuperando la tierra. El resurgimiento de movimientos rurales en África, Asia y América Latina. Ed. CLACSO. Buenos Aires.
“El verdadero problema de América Latina no es la pobreza sino la riqueza”

Entrevista con el analista y activista social uruguayo Raúl Zibechi

Fernando Arellano Ortiz
Cronicón

No hay que llamarse a engaño: el modelo neoliberal, pese a los efectos perversos que ha tenido en la profundización de las injusticias sociales en América Latina, sigue funcionando, “pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado en la apropiación de los recursos naturales”, sostiene el analista internacional y activista social uruguayo, Raúl Zibechi.

Investigador de las realidades socioeconómicas y políticas de los países latinoamericanos, Zibechi considera que los movimientos sociales tienen el reto de seguir presionando a lo largo y ancho de la región para acabar con la “larga noche neoliberal”.

Este analista internacional que estuvo exiliado en España por haber resistido la dictadura del Uruguay a mediados de los años 70, se ha dedicado a la investigación social y a la docencia que alterna con sus actividades de escritor y periodista.

Está dedicado por completo al trabajo con los movimientos sociales, es miembro del consejo de redacción del semanario Brecha de Montevideo y participa como docente en la Multiversidad Franciscana de América Latina. Además, es un destacado activista social y asesor de organizaciones sociales, barriales y medios de comunicación alternativos.

A su paso por Bogotá, donde dictó un taller sobre nuevas formas de dominación y presentó su último libro “América Latina: Contrainsurgencia y pobreza”, Zibechi dialogó con el Observatorio Sociopolítico www.cronicon.net.

¡Ya Basta!

En su disertación, este intelectual uruguayo fue contundente en señalar que “es enteramente falso que el problema central de nuestras sociedades sea la existencia de porcentajes elevados de pobreza. El verdadero problema es la riqueza, es decir la existencia de una clase social parasitaria, que no cumple ningún rol positivo en la sociedad aunque sí tiene el suficiente poder tanto para influir en las políticas estatales, en las agendas públicas y de los medios de comunicación, como para desviar el foco de atención hacia su impúdica acumulación de riqueza”.

“Romper con esta concepción de la pobreza como problema a resolver y poner el centro de atención en la riqueza, es un requisito para cambiar las políticas sociales”, es una de sus recomendaciones.

Se lamentó de que “el gran triunfo ideológico del Banco Mundial es haber inoculado en las izquierdas, en los sindicatos y en los intelectuales progresistas, que se puede acabar con la pobreza sin tocar la estructura de la propiedad. O sea, sin modificar las relaciones de poder”

Criticó las denominadas políticas asistencialistas porque “no erradican la pobreza, no abordan las causas estructurales de la marginalidad y la exclusión social, por el contrario, profundizan el paradigma individualista del neoliberalismo. Estas políticas centradas en ‘el combate a la pobreza’ buscan evitar el conflicto. O sea, buscan la anulación de cualquier sujeto de abajo y quieren que sólo existan sujetos estatales o empresariales”.

Explicó que “los sujetos se forman en la lucha, nacen de ella y si la sociedad se instala en un periodo de letargo social, los actores se desvanecen. Toda la política del Banco Mundial y de las elites globales y nacionales es para 'des-sujetizar', para evitar que las diferencias se conviertan en conflicto social”.

Desde una perspectiva epistemológica, Zibechi llamó a los sectores progresistas y de izquierda en América Latina “a elegir el ¡Ya basta!, porque es una opción ética y política muy válida”.

Destacó igualmente que muchos de los proyectos y las políticas sociales progresistas como la economía solidaria, la autonomía y la horizontalidad, la educación popular, los movimientos sociales de gestión productiva “nacieron de las resistencias a las políticas de ajuste estructural del neoliberalismo. No obstante que la economía solidaria no es nada fuera del marco del conflicto. Puede ser un modo de adquirir fuerza para encarar el combate en mejores condiciones”

"Reprimerización" del aparato productivo

La crisis del neoliberalismo constituye para Zibechi “una oportunidad para presionar cambios”, por eso considera que “es indispensable meterse con la economía para cambiar la situación actual”. Y es que “América Latina no puede repetir la negativa experiencia de echar a perder los intentos por erigir el estado de bienestar para dar paso a la acumulación originaria, bajo el esquema de ‘acumulación por desposesión’, como lo denomina el sociólogo y politólogo británico David Harvey, que erosionó el papel regulador de los sindicatos y su carácter de interlocución, produjo una aguda desindustrialización y la reprimerización del aparato productivo, con su inevitable secuela de desempleo, creciente marginalización de los sectores populares urbanos y desplazamiento de los pequeños campesinos hacia las periferias urbanas”.

En su opinión, desvelar e “iluminar las formas de dominación como el modelo neoliberal ayuda a desmontarlas” y si bien éstas son muy potentes, también lo son las resistencias.

En la actual coyuntura, explica, la derecha en su afán de lograr una dominación hegemónica no solo “compra” a líderes sindicales o de izquierda sino que busca por diversas formas el apoyo total de las organizaciones sociales.

Puso como ejemplo el caso colombiano, en el que el establecimiento “no solamente coopta a los angelinos (en alusión al vicepresidente electo Angelino Garzón) sino a organizaciones sociales enteras”, como está sucediendo actualmente con la Confederación General del Trabajo (CGT) mediante el salto que dio su presidente Julio Roberto Gómez del izquierdista partido Polo Democrático al santismo, la expresión más ultraconservadora y oligárquica del establecimiento en Colombia.

Deslegitimado, pero no derrotado

Para Zibechi, el modelo neoliberal en los países de América Latina “sigue funcionando pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado a la apropiación de los bienes comunes. La novedad principal de la coyuntura regional consiste en que el Consenso de Washington fue deslegitimado pero el neoliberalismo no fue derrotado. Por el contrario, la acumulación por desposesión, anclada en el modelo extractivista, se sigue profundizando en esta etapa a través de la minería transnacional a cielo abierto, los monocultivos de soja, caña de azúcar y palma, y del complejo forestación-celulosa. Estos emprendimientos, conducidos siempre por grandes multinacionales, se apropian de los bienes comunes, en particular agua y territorios, para convertir la naturaleza en mercancías (commodities) exportadas a los países centrales o emergentes como China e India”.

“Los resultados -agrega- están a la vista: los bancos tienen las mayores ganancias de su historia y el crecimiento económico se basa en exportaciones de commodities y minerales, en una suerte de reprimerización de la estructura productiva de los países. Es el camino que siguen los países de la región, más allá de las fuerzas políticas encargadas de administrar los gobiernos”.

Las política sociales que se han puesto en marcha en varios países de la región “acompañan y compensan la profundización del modelo neoliberal”.

El extratactivismo: parte del modelo neoliberal

- ¿En su concepto, América Latina atraviesa por un periodo de enterrar “la triste y larga noche neoliberal” para utilizar una frase del presidente ecuatoriano Rafael Correa, gracias en buena medida a las resistencias sociales que tomaron fuerza durante la década anterior?

- Sí y no. Sí, porque ha habido largas resistencias intensas, las cuales han dado cambios importantes, pero los nuevos gobiernos están desarrollando políticas que no salen del neoliberalismo sino que, por el contrario, lo sostienen, en consecuencia, creo que esa afirmación de Correa habría que matizarla mucho. Y no puedo estar de acuerdo con eso, porque de hecho en estos días en Ecuador hay conflicto con dirigentes indígenas acusados de sabotaje y terrorismo, entonces esto es relativo y hay que empujar un poco más.

- Hablemos de su país, Uruguay. ¿Cómo se puede entender que después de 34 años de existencia del Frente Amplio haya logrado llegar al poder, primero con Tabaré Vázquez y ahora con un ex guerrillero como Pepe Mujica?

- Bueno por una larga acumulación electoral que redundó en un triunfo aplastante por más de más del 50% y por una hegemonía del Frente Amplio en la sociedad uruguaya. Eso está consolidado y no creo que vaya a cambiar pronto.

- ¿El gobierno del Frente Amplio del Uruguay mantiene algunas políticas neoliberales?

- Sostiene el extractivismo y esto es un problema, a mi modo de ver, porque no se logra salir de las políticas que se han venido implementado desde hace mucho tiempo. Yo considero que el extractivismo es parte del modelo neoliberal.

- ¿En ese sentido usted coincide con el ex Ministro de Estado ecuatoriano Alberto Acosta, que en su último libro sostiene que la maldición de los países de América Latina es la abundancia en recursos naturales?

- Coincido totalmente, mi diferencia es que los Estados plurinacionales tienden a reproducir la lógica de dominación de cualquier Estado.

- ¿Cuál es su visión sobre el proceso actual de resistencias sociales en América Latina? ¿Habrá posibilidad de que se abra espacio un nuevo modelo económico?

- No veo pautas de un nuevo modelo económico de desarrollo, lamentablemente, y lo que observo me preocupa mucho precisamente porque nuestros países están anclados en el extractivismo.

- ¿Cuál es su concepto de los gobiernos progresistas de América Latina?

- Hay dos tipos de gobiernos progresistas: los de Brasil, Uruguay y Argentina que son gobiernos socialdemócratas aliados con un sector del capital; y los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde los movimientos son muy fuertes y siguen presionando más.

- ¿En el caso de países como Perú, Colombia y México, habrá influido el hecho de que fueron virreinatos del imperio español, lo cual dejó una impronta cultural y política que ha permitido consolidarse a la derecha y por ende que sus dirigencias sean reacias a los cambios sociopolíticos?

- Sí, y por la debilidad de los movimientos sociales que no han logrado desbordar a estos gobiernos y de ahí la hegemonía del capital financiero que sigue siendo muy importante.

- ¿Cómo observa el horizonte político en Colombia?
- Muy complejo, y hasta que los movimientos sociales no logren empoderarse, salir con fuerza y ganar las calles, no creo que consigan derrotar esto.

www.rebelion.org
La Noche del Apagón en Ledesma

Entre el 20 y el 27 de julio de 1976, las fuerzas de seguridad de la dictadura ejecutaron uno de sus innumerables temerosos operativos. Esta vez, fue el partido jujeño el escenario elegido para llevar a cabo el plan. Durante una semana, los militares provocaron cortes de luz para secuestrar a unas 400 personas.

El hecho conocido como "La noche del Apagón" consistió en varias noches -entre el 20 y 27 de julio de 1976- en las que se provocaron cortes de luz en distintas localidades del partido de Ledesma con el objetivo de secuestrar estudiantes, militantes políticos y sociales, gremialistas o, simplemente, sospechosos de tener vinculaciones con las actividades guerrilleras.

El primer corte de energía eléctrica ocurrió el 20 de julio a la medianoche en Libertador Gral. San Martín y Calilegua. Primero la gente pensó que se trataba de un hecho sin importancia, hasta que comenzaron a escuchar los autos y los gritos y, poco a poco, el miedo fue ocupando las casas.

"En esa época, quien disponía de la energía para todos los pueblos era el ingenio Ledesma, ellos eran quienes distribuían la luz", explica Julio Gutiérrez, miembro de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los Derechos Humanos)

Esta organización funciona actualmente en una parte de la casa de Olga Márquez de Arédez, una luchadora incansable que falleció en 2005, esposa del médico Luís Arédez, quien fue arrancado de su casa la noche del 27 de julio.

La vinculación entre el ingenio Ledesma y el accionar del aparato represivo fue denunciada por numerosos testigos y no se limitó solamente a facilitar los cortes de luz para que el operativo quedara en la sombra.

"Corrí hasta mi casa y vi las camionetas de Ledesma actuando con total impunidad, acorralando gente y llevándosela en sus móviles. Luego eran conducidas a la base de Gendarmería que estaba adentro del ingenio", testificó Ricardo Arédez, hijo de Luis y Olga.

Las 400 personas que se secuestraron esas noches tuvieron diferentes destinos. Algunas fueron trasladadas al penal de la ciudad de Jujuy, y muchas de ellas derivadas al centro clandestino de detención Guerrera. Algunas fueron liberadas a los pocos días, otras paseadas por varias cárceles y centros clandestinos del país durante meses, y treinta continúan desaparecidas.

Ernesto Saman, uno de los que vivió para contar la historia

Fue uno de los centenares de secuestrados y detenidos entre la semana del 20 al 27 de julio de 1976 en Ledesma. En diálogo con télam.com.ar, relató los momentos de terror que vivió durante su cautiverio.

Ernesto Saman fue una de las casi 400 personas secuestradas y detenidas entre la semana del 20 al 27 de julio de 1976 en el partido de Ledesma, Jujuy. Después de pasar por distintas unidades penales y por el centro clandestino de detención Guerrero, fue liberado en abril de 1978.

"Las marcas son de todo tipo, físicas, psicológicas y sociales, porque todavía hoy la sociedad de Ledesma sigue siendo muy cerrada", explica Ernesto, a quien todavía le tiembla la voz cuando comienza a relatar los hechos. En aquel entonces tenía 23 años y era empleado administrativo en el ingenio Ledesma. Estaba casado y tenía un bebé de siete meses.

Cuando el 20 de julio de 1976 se produjo el primer apagón, él se encontraba festejando el cumpleaños de su madre en la casa de ella. Al principio no los sorprendió, así que sacaron velas y continuaron con el agasajo, pero a los pocos minutos comenzaron a escuchar el movimiento de los autos que frenaban y arrancaban velozmente, y seguido a esto los gritos y los ruidos de las puertas pateadas. Entonces comenzó a invadirlos el miedo y Ernesto decidió que pasarían la noche allí.

Al día siguiente, cuando fue a su casa –vivían con su abuela- le dijeron que lo habían ido a buscar a la noche y que le habían dejado una nota diciéndole que se presentara a la seccional 24 de policía. Y Ernesto, que ni siquiera sospechaba que Argentina estaba en el mismo infierno, se presentó.

"Ahí me dijeron que quedaba detenido a disposición de las autoridades militares, y me enteré del raid de la noche anterior. Escuché que habían levantado por lo menos a 200 personas y que algunos ya habían sido trasladados a Jujuy", recuerda.

A las 14 fue trasladado a la central de policía de Jujuy, a donde lo ingresaron por la puerta de atrás. Allí, el jefe de la central de operaciones de la policía, Ernesto Jaig, y el subcomisario, Damián Vilt lo recibieron a golpes, le ataron las manos, y lo tiraron sobre una cucheta donde pasó toda la tarde.

Antes de la noche lo trasladaron en un Ford Falcón del Ejército a su futuro destino: el centro clandestino de detención Guerrero. "Eso lo pudimos identificar recién en 1984, porque alcanzamos a ver que íbamos por la ruta 9", explica.

El número 56

Al llegar a Guerrero, Ernesto se convirtió técnicamente en un desaparecido. Su familia desconocía su paradero, estaba incomunicado y al ingresar le quitaron el documento y asignaron un número

La voz de Olga Arédez. A pesar de su salud ya deteriorada, Olga camina desde Calilegua a Ledesma. Con sus palabras, las ultimas en ese espacio multitudinario, se dio por finalizada la "Marcha de los Apagones" del año 2004.
"A partir de ahora sos el 56", recuerda y agrega: "Te juro que todavía tiemblo cada vez que lo cuento. Yo llegué a escuchar hasta el número 108".

Después de sacarle los pocos objetos personales que le quedaban lo tiraron sobre otras personas y recién entonces comenzó a reconocer gente y empezó a entender que estaba secuestrado, lejos de los derechos civiles y lejos de la libertad.

La historia allí adentro es conocida porque el accionar del aparato represivo, que incluía tortura física y psicológica, fue un común denominador de todos los centros clandestinos que se extendieron de norte a sur del país.
Vendados, tabicados, golpeados, hacinados, hambrientos, desposeídos de sus bienes y de sus identidades, muchos de los desaparecidos de los apagones estaban en Guerrero, resistiendo el dolor.

"El obispo José Miguel Medina estaba en las salas de tortura. Yo escuché que estaban llevando a declarar y pedí que me llevaran porque quería explicarles que yo ya no militaba en ningún lado. Se declaraba al lado del baño, en una habitación donde había un tipo que te hacía preguntas mientras los demás te torturaban", explica detalladamente, sin poder y sin querer borrar los detalles de su mente.

"Yo creo que pensaron que estaba vinculado con la guerrilla tucumana porque yo había estudiado en Tucumán, pero yo no militaba. Y obviamente no me creían. Yo estaba vendado pero me ponían delante a compañeros que me acusaban de estar en el ERP que seguramente estaban presionados. Hasta que uno dijo que yo no andaba en nada", cuenta.

Allí estuvo 13 días, hasta que al principio de agosto, los trasladaron de vuelta a la policía central. Y de ahí a la comisaría de Villa Gorriti en Jujuy donde quedaron a disposición del PEN.

Aparecidos, pero subversivos
Cuando llegaron a las celdas que tenían asignadas en la comisaría había un cartel arriba que decía "subversivos". Dos semanas después volvieron a ver al obispo Medina, quien en su homilía no perdió el hábito de "apretarlos".

"Muchachos, ustedes no hablaron y tienen que hablar, yo me ofrezco a pasar por cada celda a escucharlos. Lo que las fuerzas de seguridad están haciendo es por la patria", les dijo, esta vez, amistosamente.

Como eran presos "legales" podían tener comunicación con la familia por carta.

El 7 de octubre los trasladaron nuevamente, esta vez a la Unidad 9 de La Plata. "Allí llegamos 78 hombres jujeños, entre ellos el médico Luis Arédez. A las mujeres que habían estado con nosotros en Guerrera las llevaron a Devoto. Allí nos trataron mejor porque estaba Amnesty y la Cruz Roja Internacional que iban de visita al penal".

Y vueltos a desaparecer

En julio de 1977 el presidente de facto Jorge Rafael Videla inició una "gira" por el norte del país. Como una forma de asegurarse que no fuera a haber ningún atentado –sobre todo en la zona noroeste- las fuerzas armadas trasladaron como "rehenes" a dos o tres personas de las distintas provincias que conforman el Tercer Cuerpo del Ejército.

Entre ellos estaba Ernesto, quien fue sacado de la U9 de La Plata, y llevado hasta Córdoba, donde se encontró con compañeros de otras localidades.

"Lo hicieron sin decirle nada a nuestra familia, para quienes volvíamos a estar desaparecidos, fue terrible para ellos, y también para nosotros, porque en cada traslado pensábamos que nos iban a matar – recuerda – cuando llegamos a destino nos informaron que éramos rehenes y que si le pasaba algo a alguien del ejército nos fusilaban. Esos días estuvimos incomunicados".

¿El fin de la odisea?

En octubre de 1977 lo llevaron a Sierra Chica, Partido de Olavarría, en Buenos Aires. Fue una nueva aparición. Allí los detenidos reanudaron el contacto con sus familias, les permitían salir al patio a tomar sol y hasta les dejaban leer el diario.

"Un día leo en el periódico que me iban a liberar. Empiezo a preguntar y me dicen que sólo falta la aprobación del ejército", explica.

La libertad llegó el primer domingo de abril de 1978. "Salimos con dos compañeros, no teníamos ni plata, ni ropa. Era un domingo, me acuerdo perfecto porque era día de visita. Lo primero que hicimos fue ir a un bar y pedir una gaseosa, y la gente se agolpaba para pagarnos, fue muy emocionante", recuerda.

De Olavarría, Ernesto fue primero a Buenos Aires, y después consiguió ir a Córdoba con un compañero. Allí durmió una noche, y consiguió pasaje para ir a Jujuy en tren.

"Cuando llegué a Jujuy mucha gente se había ido. Yo decidí quedarme porque allí estaba mi mujer con mi hijo", explica justificando su permanencia. Y agrega: "Nos costó mucho insertarnos socialmente Cuando me veía venir la gente cruzaba de vereda y no faltó quien comentara por lo bajo ‘algo habrán hecho’".

Al poco tiempo consiguió nuevamente empleo en el Ingenio Ledesma, pero ahora como obrero de limpieza. Luego pasó a ser ayudante químico. Hasta que en 1981 tuvo la posibilidad de hacer un curso de Educación Física y comenzó a dar clases a la vez que a estudiar para maestro de grado. Finalmente se recibió y dio clases en Libertador General San Martín.

"Acá una de las peores cosas que dejó la dictadura fue la cultura del miedo. Yo tuve un poco de miedo al principio, pero cuando las vi a las madres luchando enseguida me plegué a ellas", explica.

Hoy, además de ser un reconocido docente del pueblo, es uno de los sobrevivientes que trabaja en la lucha por mantener viva la memoria y por buscar justicia


Olga Márquez de Arédez, un pilar de la lucha

Fue uno de los signos más emblemáticos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Desde que organizó en 1983 la primera marcha para reclamar por la aparición de su esposo hasta que murió, en 2005, no dejó de dar testimonio.

Olga Márquez de Arédez fue uno de los signos más emblemáticos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia de Ledesma. Desde que organizó en 1983 la primera marcha alrededor de la plaza para reclamar por la aparición de su esposo - secuestrado el 27 de julio de 1976 en una de las noches de Los Apagones- hasta que murió en 2005, no dejó de dar testimonio.

El matrimonio Arédez, Olga y Luis, llegaron a Libertador Gral. San Martín en 1958. Venían de su tierra natal, Tucumán, pero decidieron probar suerte en esa parte del noroeste argentino.

Al poco tiempo de llegar, Luis consiguió trabajo en el Ingenio Ledesma, empresa que controlaba y -aún controla- la economía de la zona. Él era médico y su primer enfrentamiento con los dueños de la firma fue por reclamar mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores de la zafra. Pero esta no fue su única "conducta sospechosa" ante los ojos de sus patrones: también brindaba atención gratuita a las familias pobres.

Unos meses más tarde fue despedido por "proporcionarle demasiados medicamentos a los empleados". La relación con el Ingenio Ledesma había terminado, o al menos eso era lo que Arédez creía.

Por su trabajo social, rápidamente fue querido y respetado en el pueblo, donde llegó a ser intendente hasta que, ni bien instalada la dictadura, fue secuestrado por unos meses y liberado. Pero poco tiempo después, el 27 de julio de 1976, fue llevado de su casa nuevamente, y esta vez en forma definitiva.

"Yo recuerdo que lo vi en octubre de 1977, cuando nos trasladaron de la cárcel de Villa Gorriti de Jujuy a la Unidad Penal 9 de La Plata", señaló Ernesto Samán, un sobreviviente de "La noche del Apagón".

Si bien algunos de sus compañeros han testimoniado que estuvo con vida hasta 1977, en un momento se perdió el rastro y hoy es un integrante de la lista de desaparecidos argentinos.

Fue entonces cuando Olga, quien había quedado sola con sus cuatro hijos, comenzó a luchar para averiguar dónde se encontraba su marido. Primero estuvo acompañada, pero con el tiempo, el miedo, la resignación o el cansancio se fueron apoderando de sus compañeras y se fue quedando sola.

"Recuerdo que la veía dando vueltas sola en la plaza cada jueves y me llamaba mucho la atención. Hasta que un día me acerqué y comenzamos a hablar y me contó su historia", relató Julio Gutiérrez, miembro de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los Derechos Humanos).

Y así, pese a las advertencias que le hacían de que no se acercara a ella - aún cuando la dictadura había caído ya hacía al menos tres o cuatro años – Julio se hizo amigo de Olga y de sus hijos y, junto a otros jóvenes, empezaron a colaborar con las madres de Ledesma.

Pero además de la lucha por la aparición de su esposo, acompañó todos los reclamos de justicia que pudo e impulsó un juicio contra la empresa Ledesma para que cese la contaminación de bagazo –el desecho de la caña de azúcar- que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos.

Las jornadas anuales en memoria "La noche del Apagón" son también su legado, una actividad que hoy continúan quienes la conocieron, la admiraron y aprendieron de ella el valor de la militancia por los derechos humanos.

"Era una mujer con mucha fortaleza. Cuando nosotros nos emocionábamos ella nos decía: compañeros, ya hemos llorado bastante, ahora hay que seguir para adelante, hay que continuar con la lucha", recuerda –emocionado- Samán.

Olga Márquez de Arédez murió en Tucumán, el 17 de marzo de 2005, como consecuencia de un tumor en sus pulmones, provocado por el bagazo.

www.elortiba.org

Genocidas

Por Carlos del Frade

(APe).- Los finales del siglo diecinueve reaparecen dos siglos después.

O la historia argentina atrasa o se repite una lógica.

La perversa lógica de la trama de intereses de las minorías que imponen modelos económicos, políticos y ecológicos que terminan siendo sufridos por los que son más.

Hacia 1870, el norte de la provincia de Santa Fe todavía formaba parte de los montes y selvas propiedad de los pueblos originarios.

Era necesario para el proyecto diseñado en Buenos Aires, siempre en relaciones carnales con el imperio del momento, Gran Bretaña para el caso, eliminar a los molestos reales propietarios e inventar a los nuevos poseedores de las tierras, las aguas, los aires y las vidas.

El general Manuel Obligado estuvo a cargo de la llamada conquista del Gran Chaco y lo hizo a sangre y fuego. Terminó siendo gobernador del territorio chaqueño y el verdadero agente que permitió el desarrollo de las nuevas ciudades blancas en el norte santafesino, entre ellas, Reconquista, fundada en 1872.

A partir de aquella represión y persecución, amanecieron los negocios vinculados a la explotación de la tierra y demás recursos naturales.

El principal de ellos fue el desarrollo de la empresa La Forestal, indiscutible depredadora del quebracho colorado y multiplicadora de la desocupación, la pobreza y el analfabetismo cuando levantó su último ingenio taninero en el año 1964.

Cacería humana, explotación del medio ambiente y las personas y enormes ganancias remitidas al exterior. La síntesis de cualquier país neocolonial, del tercer mundo, del sur.

Dos siglos después de la conquista del general Obligado, una tercera parte del norte santafesino recibe el nombre de departamento General Obligado donde en estos días tiene plena vigencia un nuevo proyecto económico ecológico que también va sembrando de angustia el territorio del presente y el futuro de las hijas y los hijos del pueblo.

Ya no hay quebracho en la terraza de la provincia de Santa Fe.

Ahora el negocio pasa por la soja y la urgencia de su cosecha.

Urgencia que no repara en daños, ni ecológicos ni humanos.

El médico pediatra Rodolfo Páramo, residente en Malabrigo, comuna del mencionado departamento General Obligado, destacó que hay un promedio de doce nacimiento con malformaciones sobre doscientos nacimientos, cuando en el Hospital Cullen, de la ciudad de Santa Fe, la cifra es de uno por cada diez mil.

Para el profesional esos datos son consecuencia de los agroquímicos que se utilizan en pos de una mayor cosecha sojera. “Nos llamaron terroristas ecológicos”, remarcó Páramo.

-Nos quieren hacer creer que este modelo hegemónico y de monocultivo es para alimentar el mundo, a 400 millones de personas. Es mentira, la soja no se usa para consumo humano en el país, y Oriente usa un derivado de la misma para hacer tofu. El resto es para consumo animal. Además, a los médicos pediatras se nos aconsejó que prohibamos a las madres les den de comer soja a los menores de 5 años. Yo digo nadie tiene que comer nada que tenga soja. No estamos en contra de los colonos, sino en contra del modelo productivo- agregó el investigador.

Y terminó diciendo como feroz conclusión: “Son genocidas hijos de puta”.

En el norte de la provincia se repite la lógica de dos siglos atrás, la perversa línea de hechos y saqueos que siempre termina impactando en los cuerpos de los pibes y en el medio ambiente.

Fuente de datos:
Diarios y revistas de Reconquista, junio de 2010

Agencia de Noticias pelota de Trapo

 

El Juez Miret, responsable de la suspensión de la Ley de Medios era activo cómplice de los militares en las torturas y represión

Escrito por Popular on Apr 19th, 2010 en la sección Actualidad. Podés seguir cualquier respuesta a esta entrada a través de RSS 2.0. Podés dejar un comentarios a esta noticia
REPORTAJE A UNA DE LAS VICTIMAS DEL JUEZ MIRET

Secuelas

Herido y torturado en 1975 por la policía de Mendoza, Prudencio Mochi lo denunció ante el juez Luis Miret, quien no investigó el caso. En este reportaje, Mochi narra su asombro al saber que el protector de sus verdugos sigue en la Justicia.

Luis Francisco Miret, miembro
de la Cámara Federal de Mendoza
na03fo01Por Horacio Verbitsky
.A sus 60 años, Prudencio Mochi aún arrastra la secuela de las torturas que padeció cuando tenía 25, aplicadas por la Inteligencia policial de Mendoza en 1975. “Una vez que soy liberado, comienzo a padecer crisis epilépticas. Recibí tratamientos en Italia, en Francia y en Holanda. Luego me descubren un trauma en el lóbulo frontal derecho, producto del golpe que recibí cuando me detuvieron. Durante años me traté con Misoline”, dijo en un reportaje telefónico que concedió desde México.
Su caso es uno de los que fundamentan la solicitud de juicio político contra los actuales camaristas federales Otilio Romano y Luis Francisco Miret. Mochi, doctorado en Ciencias Políticas en Italia y en la actualidad profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, recuerda bien al entonces juez Miret, porque ante él denunció las torturas que padeció y no obtuvo que las investigara. En cambio sólo sabe que Romano era el fiscal de la causa, pero no cree haberlo conocido entonces.
Mochi fue detenido en agosto de 1975, en un operativo conjunto del Ejército y de las policías Federal y provincial en el barrio Maipú. Mochi volvía a su casa cuando le dispararon desde lejos. Intentó correr pero cayó herido en una pierna. Perdió mucha sangre y lo golpearon con la culata de un arma en la cabeza hasta que se desvaneció, origen de su problema epiléptico. Se despertó en la D2, la temida Dirección de Inteligencia de la policía de Mendoza, donde también había otros once detenidos, algunos eran sus compañeros de militancia estudiantil, en la Facultad de Derecho de Santa Fe, y gremial, en la formación de la Coordinación Sindical en Villa Constitución. En la D2 estuvo dos semanas, durante las cuales no recibió atención médica por la herida en la pierna. Por el contrario, los torturadores además de aplicarle la picana eléctrica, le introducían un hierro en la herida. Mochi se desmayó varias veces. “Decían que se me iba a gangrenar la pierna.” Sus lesiones fueron constatadas por un médico policial.
Al cabo de esos quince días lo llevaron al juzgado federal a cargo del juez Miret, quien blanqueó la detención ilegal con una orden de arresto. Lo acusaron de asociación ilícita, de portación de armas de guerra (“Yo nunca tuve armas, no tenía relación con las organizaciones armadas”, dice Mochi). En cuanto estuvo a solas con el juez le informó de las torturas que había recibido, que por otra parte eran evidentes. Miret se negó a dejar constancia de esa denuncia y en cambio intentó “indagarme sobre mi actividad política, pero yo me negué absolutamente a declarar en esos términos. Con los otros detenidos actuó en forma similar. Legalizó todas las detenciones de los que caímos antes del golpe”.
Luego de la declaración ante Miret lo trasladaron a la Cárcel de Mendoza. “Estuve mucho tiempo en la Enfermería, porque me encontraba en muy malas condiciones de salud. Interviene el abogado Oro, que era defensor de presos, pero luego fue secuestrado. Después de su secuestro, durante años de detención mi familia no tuvo posibilidad de poner a otro abogado, porque además, por miedo, se negaban a representarme. En una oportunidad se propone como defensor un abogado de apellido Balestrini, que le pide dinero a mi hermano. Pero se enteran que era conjuez de Miret”, dice Mochi.
Sabe que Romano era el fiscal de la causa, pero no lo recuerda. “Mi trato era con Miret. Lo conocía antes de ser detenido, era famoso en Mendoza. Miret se comportaba como un milico más. Tenía un lenguaje castrense. Es uno de miembros de la incubadora del golpe militar en Mendoza”, dice.
En la Cárcel de Mendoza estuvo detenido alrededor de un año, luego fue trasladado a la Unidad 9 de La Plata y por último a la Cárcel de Caseros. En la Unidad 9 lo alojaron en el Pabellón 1, el denominado “Pabellón de la Muerte”, donde estuvo Dardo Cabo, “a pesar de que yo no tenía relaciones con Montoneros. Fueron años muy difíciles, sobre todo por la incerteza de la vida o la muerte”.
A fines de 1978 o comienzos de 1979 su familia pudo designar como abogado a Carlos Washington Lencinas, descendiente del ex gobernador y senador radical homónimo. “A los cuatro años de mi detención, en 1979, Lencinas logra un arreglo para que me den una condena por los cuatro años que ya había estado detenido. Quedo formalmente a disposición del PEN y en 1980 me exilio a Italia”. Allí denunció lo sucedido ante la Liga por los Derechos de los Pueblos. “Pero en ese momento se priorizó la denuncia contra la actuación militar, porque la participación de los miembros de la Justicia no era un tema que en ese entonces tenía la relevancia que hoy ha alcanzado. Además mi caso era complicado, porque tenía las dificultades de quienes fuimos detenidos antes del golpe militar, durante un gobierno constitucional.”
–¿Siguió durante estos años la actuación de Miret?
–No, me entero que Miret sigue actuando en la Justicia a través de las notas de prensa que se publicaron estos días. Nunca me hubiera imaginado que semejante personaje siguiera en la Justicia. Un tipo tan quemado, que había avalado todo lo que hacían los militares, tan conocido por esto. Nunca me imaginé que un tipo así fuera camarista. Miret era el incubador de la dictadura en Mendoza. Me parece increíble. No resiste el menor análisis. ¡Este señor ha estado juzgando a personas durante 35 años! No se puede entender.
La semana pasada, durante los preparativos de la movilización por la vigencia de la ley de servicios de comunicación audiovisual, Miret salió a la puerta con actitud desafiante para escuchar si había cánticos que lo aludieran. Uno de los manifestantes tomó la foto que ilustra esta nota.
Entrevista: Mercedes González.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-144151-2010-04-19.html

 

¿Para quién trabaja el CONICET? Impidieron que se den a conocer investigaciones sobre el glifosato

Escrito por Popular on Apr 13th, 2010 en la sección Política Nacional. Podés seguir cualquier respuesta a esta entrada a través de RSS 2.0. Podés dejar un comentarios a esta noticia
Glifosato
¿NUEVAMENTE CENSURA SOBRE ESTUDIOS DE GLIFOSATO?
Eliminan la conferencia sobre efectos del glifosato, que el Dr. Andrés
Carrasco iba dar
en la Feria del Libro.

Sra. Presidenta del CONICET.
Dra. Marta Rovira.


He tomado conocimiento que el CONICET ha decidido vetar la charla de
divulgación propuesta por el suscripto para la Feria del Libro 2010, sobre
la investigación del efecto teratógeno del glifosato en el desarrollo
embrionario mediada por la alteración de los niveles de acido retinoico, un
conocido morfógeno conservado en el desarrollo de todos los vertebrados
(incluyendo la especie humana). (Carrasco E. Andres, Glyphosate affects
development in Xenopus embryos 68th Meeting of Developmental Biology
Society, San Francisco 23-27 Julio, 2009)

No es necesario recordar que la investigación de los efectos del glifosato
estuvo rodeada de acontecimientos donde se expresaron con hostilidad
indeseables intereses privados y desataron juicios de valor inaceptables
desde sectores del gobierno, que apelando a la razón de estado, asumieron
sin pudor la defensa de dichos intereses. (ver fallo de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y comercial (Sala II) sobre San Jorge, Santa Fe,
marzo 2010).

Por lo cual no es descabellado interpretar la decisión tomada por el
CONICET, como censura de una investigación científica realizada en el país
para bloquear su difusión pública. Bloqueo que lesiona la libertad académica
al subordinarse a intereses ajenos a la ciencia y al mismo tiempo es un
mensaje de disciplinamiento, para todos aquellos que intenten una crítica
desde el sentido de la ciencia, a criterios y políticas instituidas desde
poder económico y sus voceros.

Como Investigador Principal del CONICET y Profesor de la Universidad de
Buenos Aires, tengo derecho a solicitar se me informe por escrito y con
carácter de urgente:

1) En que ámbito y que autoridades tomaron la decisión.
2) Si hubo presiones de cualquier naturaleza que obligara a la misma.
3) Las razones académicas, si las hubiere, para este veto
4) Por qué el CONICET autorizó la organización de las charlas del Instituto de
Biología Celular y Neurociencias condicionándola a la eliminación de la charla en
cuestión.
Andrés E. Carrasco
Investigador del CONICET – Profesor Regular Adjunto UBA.
Laboratorio de Embriología Molecular. Biología Celular Histología y Embriología.
Facultad de Medicina. UBA. Paraguay 2155 3er piso.
(1121) Buenos Aires, ARGENTINA.
Phone: (5411) 5950-9500 ext 2219 a 2221. Fax: (5411) 5950-9626
rqcarras@gmail.com
acarrasco@fmed.uba.ar


http://www.embriologiamolecular.fmed.uba.ar/>
www.embriologiamolecular.fmed.uba.ar
www.myspace.com/andres_carrasco


LAVACA.ORG:
“Tenemos que ser muy cautelosos. Si fue un robo, no podemos estar alarmando a otros testigos. Y si fue un asesinato cometido por su rol como testigo de causas por los derechos humanos, no podemos estar hablando de un delito común”. Así definió Ana Oberlin, abogada de la agrupación H.I.J.O.S de Rosario, sus impresiones con respecto al crimen de Silvia Suppo, 51 años, testigo crucial en el juicio de 2009 que condenó por primera vez a un juez federal, Víctor Brusa (junto a un grupo de tareas) por delitos de lesa humanidad.
Silvia Suppo fue apuñalada en su comercio del centro de Rafaela este lunes 29 de marzo a las 10 de la mañana. La abogada Oberlin, que lleva adelante otras causas por violaciones a los derechos humanos, sostuvo en conversación con lavaca: “Hasta ahora la información que tenemos de fuentes policiales que consideramos confiables, indica que puede haber sido efectivamente un robo, y que están cerca de saber quién pudo haberlo cometido. Pero aún en ese caso, y más en un lugar como Rafaela, no se explica el homicidio ni el ensañamiento”.
Secuestro, violación y embarazo
En 1977 Silvia Suppo fue secuestrada y violada por los grupos de tareas de Santa Fe. Tenía 17 años. Como consecuencia de las violaciones quedó embarazada, y los represores le practicaron un aborto “para subsanar el error”, según le dijeron. En 2009, relató su caso ante el Tribunal Oral Federal, y su testimonio fue clave para lograr la condena de todo un grupo de tareas, y la del primer juez federal condenado por violaciones a los derechos humanos, Víctor Brusa.
“Las doce puñaladas ponen en jaque la posibilidad de robo. Además, la asesinaron en una zona céntrica y ocurrió a las 10, un horario en el que pasa gente”, dijo Oberlin. Algunos medios en cambio informaron que fueron tres las puñaladas, lo que de confirmarse no cambiaría el fondo de la cuestión. ”Por lo que sabemos Silvia tenía un trabajo social importante, en diversos barrios, y eso abre la hipótesis de que haya reconocido a alguien que, por esa misma razón, decidió atacarla”.
Una nueva causa
Suppo fue una de las mujeres que testimoniaron en la causa que condenó al ex juez federal Víctor Brusa a 21 años de prisión por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, vejaciones, apremios ilegales, coacción y tormentos ocurridos tras su secuestro y reclusión en el campo clandestino de concentración conocido como La Casita, cerca de Santo Tomé.
Corría marzo del 77 y Silvia tenía 17 años cuando fue secuestrada junto a su hermano, Rogelio, y un amigo, Jorge Destéfani, que luego sería su esposo. (Meses antes, en enero, los grupos policiales habían secuestrado a su entonces pareja, Reinaldo Hattemer con quien planeaba casarse). Suppo permaneció en cautiverio en la Comisaría Cuarta de Santa Fe y en el centro clandestino de detención ”La Casita” (de la menos aniñada Guardia de Infantería Reforzada), donde fue violada en diversas ocasiones y quedó embarazada. Luego se le practicaría un aborto, a cargo de la entonces carcelera policial María Eva Aebi.
Según consta en su declaración, Suppo identificó a Mario Facino como jefe de la comisaría donde estuvo secuestrada, y a Juan Perizotti como cabecilla de la Guardia de Infantería Reforzada.
A raíz de estas identificaciones y del detallado testimonio de violaciones y torturas, el Tribunal Oral Federal de Santa Fe condenó a 23 años de prisión a Héctor Colombini y Eduardo Ramos, jefe de la Dirección de Drogas Peligrosas y policía respectivamente; dispuso 22 años para Perizotti, 21 a Brusa, 20 a Mario Fascino, ex jefe del Comando Radioeléctrico de Santa fe y de la comisaría cuarta; y 19 años a la carcelera María Eva Aebi.
Pero además, Silvia impulsaba una nueva causa, como querellante y testigo de la causa por la desaparición de Reinaldo Hattemer, su pareja en aquel 1977. Reinaldo continúa desaparecido y Suppo era la única que llevaba los hilos de la causa.
En diálogo con la radio La Voz de las Madres, Lucila Pullol, de la agrupación HIJOS, reconstruyó la secuencia del asesinato: “Sabemos que entró una persona al negocio que ella tiene delante de su casa, cerró la puerta, la llevó atrás y apuñaló”. En tanto, la policía santafesina investigó el local (Siempre cuero) y registró la falta de artículos de oro y plata que allí se vendían. En ello se fundamenta la teoría del robo.
Pullol planteó al mediodía la hipótesis inversa: “Mientras no lo tengamos claro, para nosotros es un asesinato por sus declaraciones en las causas por crímenes de lesa humanidad”. ¿En qué se fundan las sospechas? Pullol: “Hemos tenido muchas amenazas e intimidaciones, pero siempre las denuncias se terminan relativizando. Esta vez no queremos permitir que se diga livianamente y antes de conocer detalles que esto ha sido un hecho común”

 El principio gana-gana

Por Leonardo Boff*

Si miramos el mundo como un todo, nos damos cuenta de que casi nada funciona como es debido. La Tierra está enferma. Y como, por ser humanos, también somos Tierra —hombre viene de humus—, nos sentimos asimismo en cierta manera enfermos.

Parece evidente que no podemos proseguir en ese rumbo, pues nos llevaría a un abismo. Hemos sido tan insensatos en las últimas generaciones que hemos construido el principio de autodestrucción, al que hay que sumar el calentamiento global irreversible. Esto no es una fantasía de Hollywood. Entre aterrados y perplejos, nos preguntamos: ¿cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo vamos a escapar de esta situación global sin salida? ¿Qué colaboración puede aportar cada persona?

En primer lugar, hay que entender cuál es el eje estructurador de la sociedad-mundo, principal responsable de este peligroso itinerario. Es el tipo de economía que hemos inventado, con la cultura que la acompaña, que es de acumulación privada, de consumismo no solidario al precio de saquear la naturaleza. Todo se ha hecho mercancía para el intercambio competitivo. Dentro de esta dinámica sólo el más fuerte gana. Los otros pierden, o se agregan como socios subalternos o desaparecen. El resultado de esta lógica de competición de todos contra todos y de la falta de cooperación es la transferencia fantástica de riqueza para unos pocos fuertes, los grandes consorcios, al precio del empobrecimiento general.

Hay que reconocer que durante siglos, este intercambio competitivo ha conseguido abrigar a todos, mal que bien, bajo su paraguas. Creó mil facilidades para la existencia humana. Pero hoy, las posibilidades de este tipo de economía están agotándose como lo ha puesto en evidencia la crisis económico-financiera de 2008. La gran mayoría de los países y de las personas se encuentran excluidas. Brasil mismo no pasa de ser un socio subalterno de los grandes, para el cual se reserva la función de ser un exportador de materias primas y no un productor de innovaciones tecnológicas que le darían los medios de moldear su propio futuro. Todavía no nos hemos descolonizado totalmente.

O cambiamos o la Tierra corre peligro. ¿Dónde buscar el principio articulador de otra forma de vivir juntos, de un sueño nuevo hacia delante? En momentos de crisis total y estructural debemos consultar la fuente originaria de todo: la naturaleza. Ella nos enseña lo que las ciencias de la Tierra y de la vida hace mucho nos están diciendo: la ley básica del universo no es la competición, que divide y excluye, sino la cooperación, que suma e incluye. Todas las energías, todos los elementos, todos los seres vivos, desde las bacterias a los seres más complejos son interdependientes. Una urdimbre de conexiones los envuelve por todas partes, haciéndolos seres cooperativos y solidarios, contenido mayor del proyecto socialista. Gracias a esta urdimbre hemos llegado hasta aquí y podemos tener futuro por delante.

Aceptado este dato, estamos en condición de formular una salida para nuestras sociedades. Hay que hacer de la cooperación, conscientemente, un proyecto personal y colectivo, cosa que no se vio en Copenhague en la COP-15 sobre el clima. En vez del intercambio competitivo donde sólo uno gana y los demás pierden, debemos fortalecer el intercambio complementario y cooperativo, el gran ideal del «bien vivir» (sumak kawsay) de los andinos, mediante el cual todos ganan porque todos participan. Hay que asumir lo que la mente brillante del Nóbel de matemáticas John Nesh formuló: el principio gana-gana, por el cual todos, dialogando y cediendo, salen beneficiados sin que haya perdedores.

Para convivir humanamente inventamos la economía, la política, la cultura, la ética y la religión. Pero hemos desnaturalizado estas realidades «sagradas» envenenándolas con la competición y el individualismo, desgarrando así el tejido social.

La nueva centralidad social y la nueva racionalidad necesaria y salvadora están fundadas en la cooperación, en el pathos, en el sentimiento profundo de pertenencia, de familiaridad, de hospitalidad y de hermandad con todos los seres. Si no realizamos esta conversión, preparémonos para lo peor.

* Leonardo Boff nació en Concórdia, Brasil, en 1938. Teólogo, filósofo, escritor, profesor y ecologista.
Información de Leonardo Boff en Wikipedia: www.es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_Boff
Columnas semanales de Leonardo Boff: http://servicioskoinonia.org/boff
Página web de Leonardo Boff: http://leonardoboff.com

Lectura recomendada (descargar): Leonardo Boff - Memorias de un teólogo de la liberación
Carta abierta
de un escritor
a la Junta Militar
1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en
el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió
combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión
clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi
treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de
gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son
errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a
cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo
término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa
perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez
sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que
ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos
recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por
ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del
pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a
menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de
minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al
pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse
transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la
prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles
de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del
país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista,
observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como
necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros
que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este
último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha
presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra
abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a
su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el
detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda
un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los
métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y
las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no
dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la
sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y
el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerrilla
justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta,
intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se
extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de
machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el
verdugo, que ustedes mismos han perdido.
3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la
cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la
madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en
vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser
creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo
interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha
inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del
Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40
en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la
explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en
300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no
tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia,
incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados,
muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de
guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para
equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que
usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una
evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la
guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción desconocida en los más
encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de
circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero
de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la
guerrilla 63 muertos.3
Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato
oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y los
partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias
de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la
conveniencia didáctica o el humor del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de
Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en
Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en
variadas aplicaciones de la ley de fuga, ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.4
El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977
con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el
general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos
centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados
mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de
las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.
4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después
que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos
han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por
el espanto provocado entre sus propias fuerzas.5
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas
uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la
Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa
fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, “con
lastimaduras en la región anal y fracturas visibles” según su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba
en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la
denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron.6
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en
San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las
masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo
y 17 en Lomas de Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las
3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones
militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar
desde los transportes de la Primera Brigada Aérea7, sin que se enteren el general Videla,
el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que
ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre “violencias de distintos signos” ni el
árbitro justo entre “dos terrorismos”, sino la fuente misma del terror que ha perdido el
rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.8
La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el
anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar
Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido
asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.9
La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de
la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como
los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de
Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras
revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de
agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del
Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores
de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa
Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el
asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los
negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de “Prensa Libre” Horacio
Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del
ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra
pronunciada por uno de sus jefes: “La lucha que libramos no reconoce límites morales
ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal”.10
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin
embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores
violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica
de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad
mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su
participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor
que necesita un obrero para pagar la canasta familiar11, resucitando así formas de trabajo
forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las
bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y
comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%12
prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de
producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido
protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados
que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.13
Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el
consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas
ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos
Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia,
Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta
la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas
fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud
pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales
gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo
provocado por el terror, los bajos sueldos o la “racionalización”.
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que
semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes.
Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas
saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque
ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el río más
grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro
Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno
que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar “el país”", han
sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una
deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%,
un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja
del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la
fría deliberación y la cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta
disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos
millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas
presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes
en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que
duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en
secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban
que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único
campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por
guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.
6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica
indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa
Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva
oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados
por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados
personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la
magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en
consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio
Pereda: “Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo
en que los alimentos deben ser baratos”.14
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para
algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de
la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de
la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el
interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el
“festín de los corruptos”.
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca
extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al
Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la
Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y
desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse
quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al
servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que
esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el
almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de
las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de
ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar
bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la
resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo
del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido
hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza
de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar
testimonio en momentos difíciles.
Rodolfo Walsh - C.I. 2845022
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977

1 Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de
“liberados” que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero
siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su
tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.
2 El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto
a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: “Picana
en los brazos, las manos, los muslos, cerca de la boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte
minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se
escuchaba”.
3 “Cadena Informativa”, mensaje Nro. 4, febrero de 1977.
4 Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba,
monseñor Primatesta: “El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros
que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón,
Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de
Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este último había sido castigado al
punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen
también fusilados en un intento de fuga”.
5 En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección
anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de
1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe.
Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en
combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios. 100. Total: 4.000.
6 Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias.
7 “Programa” dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada
Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.
8 El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por “La Opinión” el 3-10-76 admitió que “el
terrorismo de derecha no es tal” sino “un anticuerpo”.
9 El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre
de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76.
El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del
Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de “simular” su secuestro.
10 Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según “La Razón” del 12-6-76. Jefe del Grupo I de
Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3
de febrero de 1977.
11 Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún
más.
12 Diario “Clarín”.
13 Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de
Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido
particularmente graves en metalúrgicos y navales.
14 Prensa Libre, 16-12-76.
Las citas al pie no corresponden a la versión original de la Carta escrita por Rodolfo Walsh. En esta
versión fueron incorporadas a fin de orientar al lector.